Objeto de destrucciones dramáticas, el patrimonio cultural puede convertirse en objetivo privilegiado – simbólico o identitario – de la agresividad y de la incomprensión, especialmente en los conflictos entre Estados.
En el último decenio, la UNESCO ha desempeñado un papel primordial y ha logrado un gran reconocimiento internacional en la coordinación de operaciones complejas de salvaguardia de patrimonios afectados o amenazados por conflictos o desastres naturales, gracias al respaldo de múltiples colaboradores, tanto públicos como privados.
La instauración del diálogo y el desarrollo son los pilares de la estrategia que se ha de implementar. Esta apunta a poner de relieve el papel de la reconstrucción del patrimonio cultural en el mantenimiento, cuando no el establecimiento, de la cohesión social y de la paz. Cuando el patrimonio cultural se convierte en blanco de ataques a causa de su valor identitario, hay que reunir a las diferentes partes implicadas y a las poblaciones beligerantes concernidas y reanudar el diálogo intercomunitario a través de la reconstrucción de su patrimonio.