Alimentación
¿Por qué actúa la ONU?
«Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación...»
Artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
El número de personas hambrientas en el mundo sigue siendo inaceptablem
ente elevado, casi 870 millones en el año 2012. De ellos, la gran mayoría vive en países en desarrollo, unos 850 millones, poco menos del 15 % de la población.
Esas cifras no quieren decir que no se hayan hecho progresos. Las últimas estimaciones sugieren que los avances desde 1990 han sido más pronunciados de lo que se creía anteriormente, si bien la mayoría de esas mejoras se consiguieron antes de 2007-2008 y, a partir de entonces, la reducción del hambre se ha ralentizado.
Pese a esa desaceleración, el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la prevalencia de la subnutrición en el mundo en desarrollo para el año 2015 está a nuestro alcance.
Para conseguirlo es necesario adoptar medidas apropiadas que inviertan esa desaceleración registrada de los últimos cinco años y debida, sobre todo, a que el crecimiento económico es necesario pero no suficiente. A fin de que ese crecimiento redunde en una mejora en la nutrición de los más necesitados, los pobres deben participar en el proceso de crecimiento y compartir sus beneficios.
La lucha por acabar con el hambre es una prioridad del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, quien en 2012 ha puesto en marcha la iniciativa «El reto del hambre cero», en la que participan las principales agencias de la Organización, entre ellas la Organización para la Alimentación y la Agricultura FAO).
Mientras ese reto se logra, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) entrega ayuda de emergencia durante las crisis y ayuda a reconstruir las comunidades y restablecer los medios de subsistencia después de un conflicto o una catástrofe.
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