Las mujeres de Papúa no podían cultivar, tener ingresos ni posibilidades de futuro, pero gracias a un programa del Fondo Internacional del Desarrollo Agrícola y el Gobierno de Indonesia, ahora, son agricultoras y tienen su propia cuenta bancaria. Tras el éxito de este proyecto para acabar con el machismo ancestral, el plan será replicado en todo el país.