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El Secretario General

Mensaje con ocasión del cuadragésimo aniversario del Tratado de Tlatelolco

       México, D.F., 14 de febrero de 2007



Pronunciado por el Sr. Nobuaki Tanaka, Secretario General Adjunto de Asuntos de Desarme

Hace 40 años, en plena guerra fría, los Estados de América Latina y el Caribe se unieron para establecer un acuerdo histórico por el cual se prohibían las armas nucleares en la región.

El Tratado para la proscripción de las armas nucleares en América Latina y el Caribe, o Tratado de Tlatelolco, creó la primera zona libre de armas nucleares en una región poblada. Desde entonces, este acuerdo ha servido de modelo para crear zonas libres de armas nucleares en otras regiones. Hoy día, prácticamente todo el hemisferio austral está libre de dichas armas.

Este pacto histórico ha pasado la prueba del tiempo. Ha inspirado el establecimiento de un sistema de verificación regional innovador para acrecentar la confianza en la observancia del Tratado y ha llevado a la elaboración de un Protocolo por el cual los Estados poseedores de armas nucleares se comprometen a no usar armas nucleares ni a amenazar con su uso contra los Estados partes en el Tratado. En términos más generales, el acuerdo representó un importante compromiso de los gobiernos latinoamericanos y del Caribe de usar los materiales e instalaciones nucleares exclusivamente con fines pacíficos para beneficio de sus ciudadanos.

Un hijo de México, Alfonso García Robles, recibió el premio Nobel de la paz en 1982 por su labor precursora en la negociación de este Tratado. El vigésimo quinto aniversario de la entrega de ese premio y el cuadragésimo aniversario del Tratado ofrecen una ocasión propicia para reflexionar sobre los retos que siguen presentando las armas nucleares.

Abrigo la esperanza de que esta conmemoración contribuya a vigorizar los esfuerzos por detener e invertir la propagación de las armas nucleares. En particular, puede servir para demostrar el importante papel de los esfuerzos regionales en la lucha contra esta amenaza. Unidos deberíamos bregar por acelerar la llegada del día en que todas las regiones del mundo se vean, por fin, libres de armas nucleares.