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Mensaje del Secretario General

a la Conferencia Mundial para el dialogo

Madrid, 16 de julio de 2008

Quisiera dar las gracias al Custodio de las Dos Mezquitas Sagradas, el Rey Abdullah Bin Abdul Aziz Al-Saud, por esta iniciativa bienvenida y oportuna. También, quisiera expresar mi agradecimiento al Gobierno de España, país anfitrión de esta importante reunión.

Pocas veces en la historia la necesidad de diálogo entre las religiones del mundo ha sido mayor. En un momento en que crecen las divisiones por motivos culturales y religiosos, las comunidades religiosas tienen un papel fundamental que desempeñar para promover la comprensión mutua y el consenso con respecto a valores y aspiraciones comunes.

Es importante señalar que muchos conflictos cuyas raíces parecen encontrarse en la religión suelen tener orígenes que trascienden los límites de la fe. De hecho, las rivalidades políticas, las ambiciones territoriales o las competencias por los recursos naturales son terreno fértil para el surgimiento de la violencia. Esta reunión de líderes religiosos, de características únicas, puede contribuir a desacreditar el peligroso mito según el cual la religión, aun bien entendida, inspira violencia.

Este evento es en sí mismo un poderoso símbolo de unidad entre tradiciones distintas. El desafío que enfrentamos es lograr que esta expresión de solidaridad se convierta en una genuina fuerza en favor del bien. Vuestro diálogo debe traducirse en la asunción de compromisos y en acción. Debe ser un diálogo que produzca resultados concretos. Para ello, debemos trabajar juntos en diversos frentes.

En primer lugar, debemos procurar llegar a los jóvenes, especialmente aquellos que se sienten alienados e impotentes y que, al haber perdido la fe en el futuro, suelen ser vulnerables a las ideologías extremistas.

En segundo lugar, hay que reforzar el papel de los líderes religiosos en la consolidación de la paz. De Indonesia a Sierra Leona, de Nigeria a El Salvador, de Kosovo al Sudán, los líderes religiosos han desempeñados y siguen desempeñando un papel destacado por contribuir a iniciar un diálogo entre las partes en conflicto, proporcionar apoyo emocional y espiritual a las comunidades afectadas por el conflicto y facilitar el proceso de reconciliación.

En tercer lugar, deberíamos hacer más por crear plataformas para la participación de los líderes religiosos en el plano internacional. Desde hace ya varios años, las Naciones Unidas han estado reforzando y ampliando su interacción con las organizaciones religiosas. La Alianza de Civilizaciones, junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y otros órganos de las Naciones Unidas, han estado desempeñando un papel importante en este proceso, incluso mediante la promoción de nuevas iniciativas de colaboración y un planteamiento franco de los problemas interculturales.

Este Foro constituye un paso importante en el fortalecimiento del diálogo entre las religiones del mundo y el esclarecimiento del papel de las comunidades religiosas. Las Naciones Unidas seguirán apoyando estos esfuerzos mediante su constante labor para promover la tolerancia, denunciar la intolerancia, luchar contra el extremismo y defender el derecho de todas las personas a la libertad de religión, de conformidad con los principios consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Juntos podemos ampliar el alcance de estas iniciativas, llegar a un número cada vez mayor de personas y religiones, reparar las divisiones que amenazan nuestras sociedades y construir un mundo más seguro y estable.

Deseo expresarles mi agradecimiento por su determinación y les pido que acepten mis mejores deseos por el éxito de esta conferencia.