Enseñar el oficio de aprender en países con importantes desigualdades entre sus ciudadanos es un desafío de importancia capital. La desigualdad es un problema central para los países que buscan construir sociedades más justas y democráticas. Sabido es que ningún país tiene una educación de mejor calidad que la calidad de sus profesores y maestros. Es por ello que UNESCO incorpora el derecho a aprender de docentes y estudiantes como dos caras de una misma moneda, es decir inseparables.

A nivel mundial la temática de los docentes ha sido identificada por UNESCO como la prioridad de prioridades. Sin embargo, advertimos que al mismo tiempo que nuestra estrategia regional docente promueve una visión ampliada es decir, que contemple formulación de políticas integrales, reconocimiento social a la profesión docente, formación permanente y articulada en todos los niveles, carrera magisterial, políticas salariales, evaluación del desempeño, programas de desarrollo humano y cultural, entre otros. Entiende al docente comprometido con los resultados estudiantiles, de manera que se pueda tener como horizonte una estrategia sistémica de pacto social. Como expresa nuestro colega Juan Carlos Tedesco, la educación tienen una gran particularidad que es la de poder anticipar el futuro. Es decir, si yo quiero una sociedad justa la tengo que poder construir en el presente.

En ese sentido mejorar la calidad educativa es uno de los seis objetivos de Educación para Todos (EPT) y es una temática central para la agenda que post 2015 (año en que culmina el compromiso de EPT firmado por los Estados Miembros) La creación de una nueva agenda demanda como ya lo han expresado los Ministros liderados por nuestra oficina regional de Educación, construir una agenda de convergencia donde “Todos se unan por la Educación”, es decir: iglesias, sector público, privado, sindicatos, ciudadanos. En otras palabras, demanda la construcción de un pacto de carácter inclusivo para avanzar en hacer la educación un derecho de calidad para todos.