*************************************************************************** The electronic version of this document has been prepared at the Fourth World Conference on Women by the United Nations Development Programme (UNDP) in collaboration with the United Nations Fourth World Conference on Women Secretariat. *************************************************************************** AS WRITTEN DISCURSO PRONUNCIADO POR VIRGINIA VARGAS, COORDINADORA DE LAS ONGs DE LA REGION DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE Beijing, 13 de setiembre de 1995 Señora Presidenta de la Conferencia. Señor Representante del Secretario General de NNUU. Señores Representantes del Gobierno Chino. Miembros de las Delegaciones de los Estados y de las agencias del sistema de NNUU. Representantes de las ONGs. Desde hace diez días estamos oyendo múltiples discursos y parecería que nuestra intervención es innecesaria y reiterativa. En este concierto de palabras todo está dicho. Casi todo. Menos cómo lograr la justicia económica. Casi todo, menos con qué mecanismos y recursos implementar la plataforma. Por eso, contando con la fuerza, la vitalidad y el compromiso que caracteriza al movimiento de mujeres en nuestra región, hemos concluido el Foro de Organizaciones No Gubernamentales y hablamos hoy en el seno de Naciones Unidas buscando un resultado a la altura de las expectativas que esta Conferencia ha despertado en nosotras. Hablamos desde América Latina y el Caribe, la región donde la diversidad tiene rostros concretos: donde las negras, las lesbianas, las indigenas, las discapacitadas, las refugiadas, las desplazadas, las perseguidas, las jovenes, las viejas, las presas, las de los territorios ocupados y dependientes, las de las economías bloqueadas, se movilizan e interpelan al mundo por su derecho a tener derechos. Nuestros esfuerzos han girado en torno a la afirmación y la ampliación de la ciudadanía de esta enorme diversidad de mujeres y al reconocimiento de nuestros derechos humanos. La construcción de sociedades democráticas centradas en las personas, en donde la subordinación, la discriminación y la violencia, la pobreza, la exclusión y la degradación ambiental no tengan cabida, son nuestro horizonte. Pese a un contexto de gran adversidad, hemos logrado obtener avances. La fragmentación, la exclusión y la violencia han sido resistidas por este amplio movimiento de mujeres. La tarea no ha sido fácil: nuestros esfuerzos y contribuciones pocas veces han encontrado correspondencia y casi nunca han sido acompañadas desde el estado con políticas dirigidas a una distribución equitativa del poder y de los recursos entre hombres y mujeres. Los impactos experimentados han sido desproporcionados; los costos,daños y desventajas han sido profundos. No permitiremos que dichos saldos continúen acumulándose ni que persistan en contra de las futuras generaciones de mujeres. Esta Conferencia debe hacer una opción decidida por la igualdad y la ciudadanía plena de las mujeres. Hemos visto con satisfacción signos de avance frente a posiciones fanáticamente conservadoras que amenazan nuestra dignidad. Sin embargo, no hemos venido simplemente a defender aquello que por justicia nos pertenece: hemos venido para afirmar nuestra condición de ciudadanas plenas. Las democracias tienen una deuda pendiente con las mujeres y exigimos ahora que esta deuda sea saldada. Las mujeres de América Latina y del Caribe, las mujeres de todo el mundo merecemos políticas y compromisos acordes con el despliegue de nuestros aportes. NI MAS NI MENOS. No hay temas propios de mujeres, ni puede haber temas sobre los cuales se nos prohíba opinar y decidir. Las grandes preocupaciones mundiales nos conciernen. Los derechos humanos, el desarme militar y nuclear, la erradicación de la pobreza, la profundización de la democracia sustentada en el respeto a la diferencia, y un desarrollo sustentable centrado en las personas son clave para el futuro de la humanidad. Es preciso que en el marco de esta Conferencia, de cara a las expectativas de las mujeres, la comunidad internacional no retroceda lo ya avanzado y precise medidas concretas para lograr la justicia de género. Como en ninguna otra Conferencia, son miles las que están aquí presentes y son millones las que esperan en nuestros países compromisos y recursos concretos. Por eso, merecemos algo más que palabras. Hemos venido a la IV Conferencia para obtener compromisos firmes por parte de los gobiernos y de la comunidad internacional. Medios que aseguren justicia de género. NI MAS NI MENOS. Mecanismos efectivos y recursos que garanticen eficiente e integralmente el cumplimiento de los objetivos y las metas. Los aportes de las mujeres exigen remover todo aquello que obstaculizó nuestros derechos en estas dos décadas y así allanar el camino para las nuevas generaciones de mujeres y hombres y ampliar el horizonte democrático de nuestras sociedades. En el país de la Gran Muralla hemos venido a exigir que se abran todas las murallas que detienen nuestro avance. Señora Presidenta, las organizaciones de mujeres de América Latina y el Caribe instamos a los gobiernos y a las agencias internacionales a considerar en pie de igual dad los intereses y perspectivas de las mujeres. La pobreza, como la diversidad, también tiene mil rostros. Son pobres las millones de mujeres sin empleo productivo, sin contratos ni previsión social. Son pobres las que no tienen acceso a la tierra, las que no pueden decidir. Son pobres las que experimentan violencia familiar. Son pobres las jóvenes que no tienen acceso al estudio. Son pobres todas las discriminadas. La erradicación de la pobreza exige la formulación de políticas económicas centradas en las personas. La inversión y el gasto deben ser reorientados. Resulta inadmisible que el futuro, como el presente, descanse una vez más en el esfuerzo principal y casi absoluto de las mujeres y sus organizaciones. Yo hago un llamado a las personas de la sociedad civil y a los gobiernos a que reconozcan que la felicidad, hoy más que nunca, se basa en la dignidad de los seres humanos. Ser feliz significa no tener hambre. Significa poder decidir cuántos hijos tener y vivir libremente nuestas opciones sexuales. Significa no estar agobiadas por las tareas domésticas, ni mal remuneradas y relegadas en nuestros trabajos. Significa no vivir amenazadas por los desechos tóxicos ni el desastre nuclear. Los Estados y la comunidad internacional tienen la responsabilidad de comprometer recursos adicionales Y NUEVOS RECURSOS para la implementación de estos objetivos. Queremos lo que merecemos: NI MAS NI MENOS. Señora Presidenta, las mujeres de América Latina y el Caribe demandamos de esta IV Conferencia: Que asegure la irreversibilidad y el fortalecimiento de las conquistas ya ganadas por las mujeres. Que se comprometan mecanismos institucionales y recursos que garanticen el cumplimiento de la Declaración y Plataforma de Acción resultante. Que garantice los derechos humanos de las mujeres, reafirmando la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación del conjunto de éstos. Que en el sistema de Naciones Unidas se otorguen los recursos necesarios para que UNIFEM, la agencia de las mujeres, siga avanzando en la consolidación ciudadana de las mujeres. Las mujeres de América Latina y el Caribe afirmamos que para el logro de la igualdad y equidad entre mujeres y hombres, y entre todos los grupos sociales, se debe garantizar nuestra participación en todos los espacios y procesos de toma de decisiones, ahí donde se deciden los destinos de la humanidad, ahí donde se forma opinión, ahí donde se afectan nuestros intereses. El siglo XXI comienza en Beijing. E1 próximo milenio es nuestro. Gracias, Sra. Presidenta.