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Bienvenidos a las Naciones Unidas. ¡Es su mundo!

El Holocausto y la colección de documentos de debate de las Naciones Unidas

Documento de debate #6

Odio y humanidad
por Elie Wiesel
Premio Nobel
Presidente de la Fundación Elie Wiesel para la Humanidad
Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas.

¿Por qué el odio? ¿Por qué sucumbir a su fuerza sombría e implacable por la que, cerrado en sí mismo, manifiesta su voluntad de destrucción por razones que producen vergüenza y desesperación a la condición humana? ¿Qué bien puede obtenerse del odio? ¿Existe o puede existir nobleza en su dominio? ¿Ha producido el odio alguna obra de arte? La literatura y el odio, la espiritualidad y el odio, la belleza: ¿pueden ir juntos? Knut Hamsen y Louis-Ferdinand Céline fueron grandes novelistas, pero sus escritos antisemitas son literatura de mala calidad. El odio es reductivo; degrada. El dicho popular de que "el amor es ciego" se equivoca. El odio es ciego y también cegador. No existe ninguna luz EN el odio ni ninguna salida DE él. La Ilíada de Homero comienza con cólera: "Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles". La cólera sí, el odio no. Todas las guerras comienzan en los corazones de los hombres, no en los campos de batalla.

Entonces, ¿por qué todavía existe tanto odio alrededor, en tantos lugares, y cuál es su función en la historia?

En la memoria colectiva de la humanidad, la mayoría de las sociedades se han visto dominadas por algo más que el odio. La antigua Grecia celebraba la sabiduría, Roma glorificaba la autoridad, el cristianismo destacaba el amor incluso en su fanatismo, el islam predicaba el fanatismo incluso en sus notables intentos de acercamiento a creencias externas, y el judaísmo defendía la justicia y la verdad incluso en el exilio. Las Sagradas Escrituras mencionan un "Libro de las guerras de Yahveh", pero éste se olvidó. ¿Fue así porque podría haber inspirado odio? El odio acompaña al fanatismo y las Sagradas Escrituras elogian sólo a dos fanáticos por su fanatismo: el sacerdote Finees y el profeta Elías.

El odio como símbolo de su poder se convirtió en una fuerza y podía encontrarse sólo en dictaduras religiosas y políticas. Dudar allí significaba ser despreciado, condenado y castigado. Donde se suprime la democracia, la intención equivale a la acción. Stefan Zweig escribió lo siguiente sobre Erasmo: "Amaba muchas cosas en el mundo, la poesía y la filosofía, los libros y el arte, los idiomas y los pueblos, y sin distinguir a unos de otros él amaba al conjunto de la humanidad. ¿Lo único que él odiaba realmente? El fanatismo." Erasmo y Montaigne podían actuar únicamente donde el cristianismo no había alcanzado el dominio absoluto. A ambos les hicieron sufrir pero ninguno fue odiado. "Odia a tu enemigo" era un imperativo sólo cuando se suprimía y erradicaba por completo la libertad humana, cuando pensar de forma distinta significaba ser diferente, quedar alejado y, por lo tanto, merecer menos respeto, compasión y ayuda. El fanatismo inspira miedo. El gran Descartes retiró su libro sobre ciencia porque temía que pudiera sufrir el mismo destino que Galileo.

Pero entonces, alguien podría decir: todo esto sucedió hace mucho tiempo, no ahora. Falso. Hoy en día el fanatismo se ha convertido o se ha vuelto a convertir en una fuente de peligro, la más grave de todas. Puesto que el peligro no es algo nuevo. Dos formas de fanatismo asolaron el siglo XX: una fue política, situada en Moscú, y la otra fue racista, con su sede central en Berlín. Su objetivo era la conquista mundial; para conseguirla, ambas sacrificaron decenas de millones de vidas humanas. Auschwitz y el Gulag no deben compararse —no creo en las analogías relativas al Holocausto— pero ambos casos comparten puntos en común. En ambos casos se desconfió de forma fanática de la diferencia individual, se abolió la libertad personal y se produjo odio.

Quienes entonces pensamos con ingenuidad que la derrota del fascismo y la caída del comunismo llevaron a la desaparición del antisemitismo, el racismo y la intolerancia estábamos equivocados. El antisemitismo está en auge de nuevo, los racistas todavía siguen actuando con fuerza y la intolerancia ha resucitado. Y el nuevo antisemitismo no es nuevo. El antisemitismo, de naturaleza religiosa, penetra en las noticias de todos los días al igual que dominó la Edad Media durante las Cruzadas y la Inquisición.

¿Cuál es la seducción del exceso de intolerancia que surge en el fanatismo? Proporciona a los fanáticos una sensación de superioridad. El fanático piensa que sabe más que nadie. No admite duda alguna. Siempre está seguro de llevar la razón.

Por ello, evita el diálogo. ¿Qué sentido tiene escuchar opiniones que deben de estar equivocadas? En última instancia, el fanático quiere que el mundo entero sea una prisión. Desea que todos los pueblos sean sus prisioneros. Solo él tiene las llaves. Al final, encarcela al mismo Dios. Oponerse a él es liberar no sólo al ser humano sino al propio Dios.

Temas de debate

1. Elie Wiesel ha escrito más de 40 libros, en los que —entre otros temas— ha descrito el Holocausto y otras tragedias humanas como llamamiento a la acción y la empatía. Desde esta perspectiva, ¿cómo enfoca el tema del odio?

2. Según Wiesel, ¿cómo se manifestó el odio a lo largo del siglo XX y qué motivos subyacentes identifica él mismo?

3. ¿Qué tipos de amenazas plantean los actos de intolerancia, como el antisemitismo, en el mundo actual? ¿Qué ejemplos concretos son los más significativos para usted?

4. ¿Cómo puede el activismo individual, local y colectivo hacer frente a las causas que originan la intolerancia?

5. ¿Deberían existir límites para la libertad de expresión? Si así fuese, ¿cuáles deberían ser?

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La serie de documentos de debate brinda un foro en el que académicos especializados en el holocausto y la prevención del genocidio generan temas de debate y estudio sobre estas cuestiones. Se les solicitó a estos autores, que provienen de una variedad de culturas y formaciones, elaborar documentos de debate basados en sus propias perspectivas y experiencias en particular. Los puntos de vista expresados por estos autores no necesariamente reflejan la posición de las Naciones Unidas respecto de estos temas.

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