Al reflejar nuestras diversidades, el patrimonio cultural mueble sustenta nuestro futuro a partir de nuestro pasado común, a condición de protegerlo de todo tráfico ilícito.
Joyas antiguas descubiertas en los sitios arqueológicos, objetos hallados en sepulturas y edificios religiosos, piedras esculpidas, obras de arte de toda índole, manuscritos raros, obras antiguas, sellos y monedas, tejidos y muebles de gran calidad estética y técnica, instrumentos de música antiguos, fotografías, filmes, pero también fósiles. Todo este patrimonio – algunos de cuyos elementos se exponen en museos – es digno de nuestra atención, pues es la expresión de la creatividad y de la estética de ayer y de hoy, además de contribuir a la preservación de la identidad cultural de las comunidades.
El papel de la UNESCO en ese campo consiste en permitir una comprensión y un enfoque integrado del patrimonio cultural, así como establecer lazos de continuidad entre creación y patrimonio.
Es preciso hacer esfuerzos específicos para preservar ese patrimonio mueble, sin olvidar el que yace en el fondo de los mares – el patrimonio subacuático – luchando contra todas formas de tráfico ilícito.