“Me entristece mucho la muerte de Rupert Hamer,” dijo Bokova. “Rupert Hamer era un periodista entregado a su trabajo. Su muerte pone de relieve los riesgos que corren los periodistas cuando informan desde zonas en conflicto. Pido a las autoridades afganas y a todos los responsables que incrementen sus esfuerzos para mejorar las condiciones de seguridad de manera que disminuyan los peligros a los que hacen frente los informadores”.
Rupert Hamer, corresponsal del diario británico Sunday Mirror, falleció en el lugar de la explosión, al noroeste de Nawa, en la provincia de Helmand.
Su colega, el fotógrafo Philip Coburn, resultó gravemente herido en la explosión, en la que fallecieron también dos soldados. Los periodistas acompañaban a una patrulla de marines cuando la bomba golpeó su vehículo.
Dos días antes, la reportera canadiense Michelle Lang, del diario Calgary Herald, falleció en circunstancias similares cuando viajaba con militares canadienses. Según la ONG Reporteros sin Fronteras, un total de 12 periodistas extranjeros y ocho afganos han fallecido en Afganistán desde 2001.
La UNESCO es el único organismo de las Naciones Unidas que tiene el mandato de defender la libertad de expresión y la libertad de prensa. El Artículo I de su Constitución declara que la Organización se propone “asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la Carta de Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos del mundo”. Para lograrlo, la Organización debe fomentar “el conocimiento y la comprensión mutuos de las naciones prestando su concurso a los órganos de información para las masas” y recomendar “los acuerdos internacionales que estime convenientes para facilitar la libre circulación de las ideas por medio de la palabra y de la imagen”.