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Pecios

Durante milenios, las aguas han actuado como elemento de separación de las civilizaciones, pero al mismo tiempo las unían. El mar ha sido el escenario de numerosas aventuras humanas, por lo que en su fondo reposan las huellas de los viajeros, los guerreros y los mercaderes que lo han recorrido.

Pecios de navíos

Se calcula que, en la actualidad, en los fondos oceánicos se encuentran más de 3 millones de pecios de navíos, si bien, como es obvio, se trata sólo de una estimación. En cualquier caso, algunos de estos pecios tienen miles de años de antigüedad, por lo que, si el entorno permite preservarlos, nos pueden proporcionar información histórica muy valiosa. Por su propia naturaleza, los pecios de navíos son el testimonio del comercio y el diálogo cultural entre pueblos, pero al mismo tiempo nos pueden servir para viajar en el tiempo y contemplar una instantánea completa de cómo era la vida a bordo del navío en el momento del naufragio.

Éstos son algunos de los principales pecios de navíos conocidos:

  • el Titanic;
  • la Armada Invencible de Felipe II de España;
  • la flota de Kublai Jan;
  • las carabelas de Cristóbal Colón;
  • los galeones españoles que viajaban entre América y España, y
  • el pecio de Anticitera.

La carga de algunos de los navíos naufragados puede resultar de gran interés para el mundo de las artes. En pecios antiguos de navíos griegos y romanos se ha encontrado un gran número de estatuas muy valiosas que en la actualidad se encuentran expuestas en museos. A modo de ejemplo, el pecio de Anticitera contenía estatuas de mármol y bronce de gran valor, y, aunque las de mármol habían quedado muy dañadas por la sal marina, las de bronce (incluido el Joven de Anticitera) se pudieron recuperar utilizando técnicas de restauración. Asimismo, varios navíos modernos, como por ejemplo el Vrouwe Maria y el Lusitania, se hundieron cuando llevaban en su interior obras de arte de valor incalculable.

Navíos de bloqueo y barreras navales

Un navío de bloqueo es un navío hundido deliberadamente a fin de bloquear el paso a través de un río, una bahía o un canal. Algunos navíos de bloqueo se hundieron para defender estrechos del ataque de las fuerzas enemigas, pero también se ha dado el caso inverso, es decir, navíos hundidos por los propios atacantes para evitar que los defensores atravesasen un estrecho. A continuación figuran algunos ejemplos de este segundo caso:

  • el HMS Thetis, el Iphigenia y el Intrepid, hundidos durante al ataque a los puertos de Zeebrugge y Oostende en 1918 para evitar que la marina alemana los utilizase; 
  • la barricada naval del siglo X que se encuentra cerca de Skuldelev, en el fiordo de Roskilde, concebida para proteger la ciudad de Roskilde, un importante centro comercial; 
  • la barrera sueca formada por 20 navíos hundidos deliberadamente en 1715 en la bahía de Greifswald, isla de Rügen, en la costa báltica de Alemania.


Pecios de aeronaves

Los mares y lagos no sólo albergan pecios de navíos, sino que también conservan los restos de otros medios de transporte, como por ejemplo aviones que se hundieron combatiendo en guerras o aviones civiles que sufrieron accidentes.
Algunas de estas aeronaves pueden tener una gran importancia desde el punto de vista histórico, como por ejemplo:

  • el Lockheed P-38 descubierto en el Mediterráneo en las proximidades de la isla de Riou, cerca de Marsella. En el accidente en el que cayó al mar, falleció el célebre escritor Antoine de Saint-Exupéry.
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