Las transformaciones complejas y estrechamente interrelacionadas del siglo XXI plantean nuevos retos a los sistemas educativos en el mundo entero. El diálogo sobre políticas de base empírica y la investigación prospectiva son fundamentales para fortalecer la capacidad colectiva y preparar el futuro del aprendizaje en un contexto mundial en plena mutación. A medida que redoblamos los esfuerzos con el fin de alcanzar los objetivos internacionales de desarrollo y educación fijados para 2015, resulta también esencial que miremos más allá de esa fecha. Es necesario replantear los principios básicos que puedan orientar la formulación de políticas y métodos para el futuro del aprendizaje en un mundo .