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08.12.2016 - Education Sector

Discapacidad, educación y empleo – una vida consagrada a luchar por el derecho a la realización personal

© Cheshire Services Uganda - Richard Mukaga (left) at a celebration for International Day of Persons with Disabilities

Richard Mukaga, que contrajo la poliomielitis a la edad de seis años, ha recorrido un trayecto largo y muy difícil para instruirse y hallar un empleo. En un acto celebrado en la Sede de la UNESCO con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el Sr. Mukaga explicó cómo la tenacidad, la educación y el apoyo materno transformaron su vida.

El Sr. Mukaga y sus cinco hermanos, hijos de madre soltera, crecieron en la remota provincia de Namaingo, en Uganda oriental, donde la polio le privó del uso de las piernas desde la infancia. Allí aprendió a andar apoyándose en un palo con ambas manos.  

El Sr. Mukaga participó en un panel de debates sobre la educación inclusiva y la capacitación con miras a los mercados laborales integradores, coauspiciado por la UNESCO y la organización Leonard Cheshire Disability en la Sede de la UNESCO el día 2 de diciembre. En el panel se abordó la función de la educación integradora y la formación de las personas con discapacidad y las políticas, programas y prácticas innovadoras para ampliar el acceso a la enseñanza, la adquisición de capacidades y los mercados laborales integradores.

En la actualidad, el Sr. Mukaga desempeña el cargo de Jefe de Programas de Cheshire Services en Uganda, entidad afiliada a la Leonard Cheshire Disability Global Alliance, tras haber dedicado toda su vida a la educación y formación de personas con discapacidad.

Su propia educación comenzó con un viaje de ida y vuelta de 16 kilómetros entre su hogar y la escuela primaria.

“En mi escuela había pocos pupitres, de modo que sólo los más fuertes y los más rápidos conseguían sentarse y yo pasé la mayor parte de mi escolaridad en el suelo”, señaló.

Pero el joven Mukaga era un alumno brillante y pronto fue el primero del curso. Al llegar a la secundaria, experimentó un primer contratiempo económico, cuando su madre no pudo pagar las tasas escolares y un pariente tuvo que ayudarle. Tras haber obtenido buenas notas en el primer curso, volvió a quedarse sin dinero.

“Regresé a casa y durante un año cultivé arroz y mijo, y luego lo vendí para poder proseguir los estudios”, explicó.

En esa tarea no solo tenía que padecer la rudeza del trabajo agrícola, sino también las burlas de los vecinos.

“Se reían de mí porque pretendía seguir estudiando, ahora que estaba de regreso al campo”, afirmó.

A todo lo largo de este periodo, su madre siguió apoyándolo, incluso mediante la pesca y la venta de las capturas en el mercado, para contribuir a los ahorros destinados a la escuela.

“Desde que era muy joven, mi madre me enseñó que si no iba a la escuela no tendría una vida digna de vivirse”, afirmó.

Con el fin de ayudarle a proseguir hasta la Universidad, un condiscípulo lo dejaba dormir en su hostal y cada noche Mukaga estudiaba las tareas que le habían asignado a su amigo ese día.

Tras años de arduo trabajo, Mukaga logró el título de magisterio, justo en el momento en que el gobierno redujo las plazas de docentes.

Entonces decidió cambiar de carrera y logró ingresar en la Universidad de Makerere, la mayor de Uganda, para cursar estudios de economía y administración pública.  

“El contexto universitario era muy poco sensible. Había unos 1.000 alumnos por clase y una lucha feroz por los pupitres. Yo estudié en los pasillos, fuera del salón de conferencias. Cuando las clases tenían lugar en otro edificio, mis condiscípulos corrían y yo me quedaba rezagado”, dijo.

Cuando le ofrecieron el peor alojamiento, próximo a los aseos, Mukaga protestó, ganó la pelea y de inmediato se convirtió en activista de los derechos de los discapacitados.

Luego, cuando ya estaba en el mundo laboral, hubo una ocasión en la que no mencionó su discapacidad al llenar una solicitud de empleo.

“Cuando me presenté, era obvio que se sorprendieron, pero me contrataron por mis propios méritos, lo que representó un triunfo enorme para mí”, señaló.

Mukaga no solo obtuvo una Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad de Makerere, sino que también es titular de una Maestría en Estudios sobre la Discapacidad y Educación Especial e Integradora de las universidades de Roehampton en Londres (Reino Unido) y de la Carolina de Praga (República Checa).

Ahora está empeñado en mejorar el acceso y las condiciones de la enseñanza para los demás. Con el apoyo de la familia y la comunidad, que considera esencial para alcanzar la confianza en sí mismo, Mukaga hace hincapié en la importancia de que existan leyes significativas y que se difundan eficazmente.

“Uganda dispone de leyes para proteger a los discapacitados, pero con frecuencia los mismos discapacitados ignoran que esas leyes existen. Y es preciso que esas leyes se apliquen al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando hay leyes para mejorar el acceso a la educación de las personas discapacitadas, es preciso que existan también leyes equivalentes que mejoren el acceso al empleo”, terminó diciendo Mukaga.

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