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Editorial

Editorial

“Queremos escribir nuestra enciclopedia sobre las cosas del agua, ¿pueden ayudarnos?” Con este pedido, una delegación de la comunidad mayangna, que vive en la selva tropical de Bosawas, en Nicaragua, visitó la UNESCO a mediados de la década pasada. Conocida también como Corazón del Corredor Biológico Mesoamericano, su selva se había incorporado a la Red Mundial de Reservas de Biosfera de la UNESCO en 1997. En 2002, la Organización había lanzado el programa Sistemas de Conocimientos Locales e Indígenas (LINKS). Era el momento adecuado para poner en marcha un proyecto innovador: grabar a los poseedores de conocimientos indígenas, a fin de publicar todos los conocimientos mayangnas sobre peces y tortugas. En 2010 vio la luz una obra de más de 450 páginas, en dos volúmenes y en dos lenguas (mayangna y español), que marcaría la culminación de la primera etapa de un proyecto más amplio sobre los conocimientos mayangnas relativos a la naturaleza en general.

Los mayangnas lo sabían: si no plasmaban con urgencia sus conocimientos en un libro, estos iban a desaparecer paulatinamente, al mismo ritmo que desaparecía su selva bajo la presión de la tala ilegal de árboles y el desarrollo de la agricultura intensiva. Estos dos métodos de explotación de la naturaleza se oponen al modo de vida tradicional de los pueblos indígenas de la Reserva de Bosawas, basado en la caza, la pesca, la recolección de frutas y verduras, y la cría de ganado destinado al autoconsumo.

La UNESCO los ayudó a salvaguardar sus conocimientos, para que pudieran transmitirlos a las generaciones futuras, pero también para ponerlos a disposición de la comunidad científica internacional. Esta es una de las principales funciones de LINKS cuyo objetivo primordial es garantizar un trato equitativo a los conocimientos indígenas en la educación formal e informal e incluirlos en las políticas y los debates científicos.

Estos conocimientos, que contienen información esencial sobre la subsistencia, la salud y el uso sostenible de los recursos naturales, se transmiten por un único medio: la lengua. Por este motivo, la salvaguarda de las lenguas indígenas, cada vez más amenazadas, es crucial no solo para el mantenimiento de la diversidad lingüística, sino también de la diversidad cultural y biológica del mundo.

Aunque solo representan el 5% de la población mundial, los pueblos indígenas hablan la mayoría de las 7000 lenguas y “poseen, ocupan o utilizan el 22% de las tierras mundiales, que a su vez albergan el 80% de la biodiversidad mundial”, según el libro Weathering uncertainty: traditional knowledge for climate change assessment and adaptation  [Resistir la incertidumbre: conocimientos tradicionales para la evaluación y adaptación al cambio climático], publicado por la UNESCO en 2012.

Con la designación de 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas (IYIL2019), proclamado oficialmente en la UNESCO el 28 de enero, la comunidad internacional reafirma su voluntad de apoyar a los pueblos indígenas en sus esfuerzos por preservar sus conocimientos y disfrutar de sus derechos. Desde que el 13 de septiembre la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, se han realizado avances considerables en ese sentido.

Sin embargo, a los pueblos indígenas aún les queda un largo camino por recorrer antes de salir de la marginación y superar los numerosos obstáculos a los que deben enfrentarse. Un tercio de las personas que viven en extrema pobreza en todo el mundo pertenecen a comunidades indígenas, del mismo modo que en muchos países, las legislaciones favorables a los pueblos indígenas siguen siendo incompatibles con otras leyes que tratan, por ejemplo,  de la agricultura, la tierra, la conservación, y las industrias forestales o mineras, según Victoria Tauli-Corpuz, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

La sección Gran angular de este número de El Correo está dedicada a ellos. Toma prestado su título del proverbio chino: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente”, para recordar que los conocimientos indígenas, fuente de todos los conocimientos, merecen un lugar prominente en la modernidad. El Correo se asocia también a la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna, el 21 de febrero.

Vincent Defourny y Jasmina Šopova