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Gran angular

Hindou Oumarou Ibrahim aboga por los derechos de los mbororos

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Asiduos del mercado de ganado del pueblo fronterizo de Gbiti (Camerún), los pastores mbororo centroafricanos se refugiaron allí en 2014 huyendo de la violencia en su país.

Los pueblos indígenas de África no siempre gozan en la esfera nacional del mismo reconocimiento que reciben en el ámbito internacional. La comunidad fulani mbororo, por ejemplo, está lejos de disfrutar plenamente de sus derechos, según una de sus portavoces chadianas, Hindou Oumarou Ibrahim, coordinadora de la Asociación de Mujeres Indígenas Fulanis del Chad (AFPAT).                                           

Entrevista realizada por Domitille Roux

¿Cuál es el la condición jurídica de los mbororos en el Chad?

Gracias a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, gozamos de un reconocimiento a escala regional que abarca a los cinco países entre los que estamos repartidos: Camerún, Níger, Nigeria, República Centroafricana y el Chad. Sin embargo, a escala nacional, no existen leyes que protejan o reconozcan a los pueblos indígenas.

En 2014, el actual presidente del Chad, Idriss Déby Itno, en ese entonces presidente de la Comunidad Económica de los Estados de África Central, participó en el tercer Foro Internacional sobre los Pueblos Indígenas de África Central (FIPAC3), organizado en Impfondo (República del Congo). En este encuentro internacional sobre capacidades tradicionales y economía verde, pronunció un discurso en favor de los pueblos indígenas. Fue un apoyo político considerable y un mensaje muy firme a nuestro favor. Pero ese discurso se malogró: no fue publicado posteriormente y no surtió efecto.

¿Cómo calificaría usted las condiciones de vida de los mbororos?

Como inaceptables. Lo menos que se puede pedir, para los miembros de mi comunidad, es que sean reconocidos como ciudadanos de un país. Ahora bien, la mitad de ellos, especialmente las mujeres y los niños, ni siquiera tienen partida de nacimiento. ¿Cómo pueden entonces tener derechos? Sin este documento esencial, no se puede obtener tarjeta de identidad, ni pasaporte, ni tampoco tener acceso a la educación y a los servicios de salud. Si un paciente se presenta en el hospital sin partida de nacimiento, no solo es el último en ser atendido, sino que además corre el riesgo de recibir una atención inadecuada, ya que los médicos ignoran su edad y sus necesidades.

En realidad, existen muchos documentos y directrices, pero en los hechos nos han dejado solos. Ni siquiera tenemos acceso al agua potable. Los mbororos beben la misma agua que los animales: esto propicia las enfermedades que los hacen aún más vulnerables.

Háblenos de la AFPAT. ¿Cuáles son sus proyectos desde su creación en 1999 y sobre todo desde que obtuvo la personalidad jurídica en 2005?

El principal objetivo es mejorar las condiciones de vida de la comunidad y nuestro trabajo se enmarca en dos programas. El primero está orientado a la protección y la promoción de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos indígenas, en virtud de las declaraciones nacionales e internacionales vigentes. El segundo abarca la protección del medioambiente, tal como lo establecen los tres convenios de Río, que surgieron de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992). Estos convenios se refieren al cambio climático, la diversidad biológica y la desertificación.

En la práctica, creamos conciencia sobre los derechos sociales básicos a través de cursos de capacitación en materia de educación y acceso a la salud. También sensibilizamos a las comunidades sobre el acceso a la justicia: habida cuenta de su marginación y de la violencia de que son víctimas, es fundamental decirles que tienen derecho a la justicia y la equidad.

En lo relativo a la protección y promoción del medioambiente, organizamos cursos de capacitación y debates con las comunidades sobre la adaptación al cambio climático y la importancia de los conocimientos teóricos y prácticos tradicionales para ese ajuste.

¿Qué resultados han obtenido gracias a estas campañas de sensibilización?

Uno de nuestros logros es, por ejemplo, la creación de centros de salud adaptados a las comunidades nómadas. Pero también logramos integrar a las mujeres en los debates comunitarios. Ahora, mujeres y hombres se reúnen para discutir sobre su futuro.

En el plano legislativo, hemos contribuido a una reforma del código pastoral, que databa de 1958 y se había vuelto obsoleto: la demografía y el entorno han cambiado radicalmente desde entonces. La reforma no nos satisface del todo, pero constituye ya una especie de victoria para nuestra asociación.

En lo que respecta a la educación, hay que entender que las comunidades nómadas no rechazan la escuela, contrariamente a lo que a menudo se cree. Reclaman simplemente una escuela cuyos programas y horarios se adapten a su modo de vida. Los niños nómadas tienen menos necesidad de conocer la historia de las guerras mundiales o la historia de Francia que de aprender a gestionar los recursos naturales, como el agua, o los conflictos entre las comunidades. También necesitan docentes que comprendan su cultura y dominen su lengua, lo cual es esencial para el aprendizaje.

La creación, en 2012, de la Dirección de educación de niños nómadas fue una noticia muy alentadora. Esta instancia tuvo en cuenta las necesidades de las comunidades nómadas y estableció programas piloto adaptados a la vida de sus niños. Pero, por el momento, los mbororos no se benefician de ellos.

¿Qué piensa usted del proyecto Biosfera y Patrimonio del Lago Chad*? (BIOPALT).

El proyecto es muy prometedor para la restauración de los ecosistemas del lago Chad, la preservación de sus recursos y las relaciones entre los pueblos de los países limítrofes. Lo que me preocupa es el tiempo que lleva establecer las prioridades, crear zonas protegidas, poner en marcha proyectos piloto... el plazo del proyecto transcurre y el presupuesto se agota sin que se logren resultados concretos.

En mi opinión, este proyecto podrá marcar la diferencia si los expertos que están a su cargo establecen una relación de confianza con los indígenas. La población autóctona ha vivido en estos lugares durante siglos; no está ahí de paso, como algunos políticos. Con estas poblaciones y para ellas es que debe llevarse a buen término el proyecto.

* Puesto en marcha en febrero de 2018 por la UNESCO, este proyecto está destinado a fortalecer la capacidad de los cinco Estados donde viven los mbororos para administrar de manera sostenible los recursos hídricos, biológicos y culturales de la cuenca del lago Chad que propicia la subsistencia de más de 40 millones de personas.

Hindou Oumarou Ibrahim

Nacida en 1984 en Chad, Hindou Oumarou Ibrahim asiste a las cumbres internacionales para sensibilizar a los líderes mundiales sobre los derechos de los pueblos indígenas y el cambio climático. En 1999, participó en la creación de la Asociación de Mujeres Indígenas Fulanis del Chad (AFPAT, por sus siglas en francés), para mejorar las condiciones de vida de los mbororos, su comunidad natal.