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Martin Price: “El cambio climático afecta ya a todos los glaciares”

Martin Price: “El cambio climático afecta ya a todos los glaciares”
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El profesor Martin Price, director del Centro de Estudios sobre las Montañas del Perth College (University of the Highlands and Islands – Reino Unido), analiza las consecuencias del cambio climático en los ecosistemas montañosos.

Entrevista con Agnès Bardon, de la Oficina de Información Pública de la UNESCO.

¿Se pueden percibir claramente las repercusiones del cambio climático en los ecosistemas montañosos?

Sí, a diferentes niveles. Las montañas son lugares excepcionales para observar las repercusiones del cambio climático en el medio ambiente. El primer indicio palpable es el deshielo de los glaciares. Este fenómeno es ya evidente en sitios como el Parque Nacional de de los Glaciares, una reserva de biosfera situada en las Montañas Rocosas (Estados Unidos), o en la cumbre del Kilimanjaro (República Unida de Tanzania), inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial. No obstante, se puede decir que todos los glaciares en general se han visto afectados por el deshielo y su tamaño ha menguado en los últimos años.
El segundo fenómeno visible empezó a producirse a principios del siglo XX y prosigue en la actualidad. Se manifiesta sobre todo en los Alpes y consiste en la migración de algunas especies vegetales que se pueden encontrar, hoy en día, a una altura en la que no crecían antes a causa de los rigores del clima.
Por último, tenemos la situación de algunas especies vegetales y animales en peligro de extinción o ya extinguidas como el sapo dorado, que en otras épocas vivía en los bosques tropicales de gran altura de Costa Rica. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la organización no gubernamental estadounidense Conservation International han señalado que las especies de zonas montañosas figuran entre las que más peligro corren de extinguirse. Todos estos fenómenos son ejemplos concretos de las repercusiones del cambio climático en los ecosistemas montañosos.

¿Cómo puede evolucionar esta situación en el futuro?

Siempre resulta difícil establecer previsiones. Sobre todo porque, en este caso concreto, se dispone de pocos datos sobre la evolución de las temperaturas en altitud, ya que éstas suelen medirse en los valles y no en las cumbres. Pese a todo, es previsible que el calentamiento y deshielo de los glaciares continúe. En una primera fase, ese deshielo generará, evidentemente, un aumento de las reservas de agua, pero a más largo plazo podrá acarrear un agotamiento del agua potable que consumen las poblaciones vecinas. También es previsible que aumenten algunos fenómenos extremos como las inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares, los desprendimientos de terrenos y las avalanchas. Por último, es de temer que algunas enfermedades se propaguen a mayor escala y que otras, como el paludismo, invadan zonas de altura en las que nunca habían estado presentes.

¿Cuáles son las zonas más amenazadas? ¿Se han creado ya dispositivos de prevención?

Las zonas que corren más peligro, sin duda alguna, son las montañas de la zona tropical y subtropical, donde la vida es mejor que en los valles adyacentes porque sus suelos son más fértiles. Por este motivo, están más densamente pobladas. Cualquiera de los fenómenos mencionados que afecte a esas zonas tendrá, por lo tanto, repercusiones muy graves. Existen ya dispositivos para medir regularmente el nivel de los lagos glaciares, con vistas a prevenir las inundaciones. En algunas zonas, los servicios forestales han empezado también a plantar especies de árboles que pueden sobrevivir y reproducirse en un medio ambiente menos riguroso. Como es imposible prevenir los cambios climáticos, lo más importante es lograr que las poblaciones de las zonas montañosas sean capaces de adaptarse a nuevos contextos.

¿En qué medida las reservas de biosfera pueden contribuir a la evaluación de las repercusiones del cambio climático?

Estas reservas forman una red excepcional de sitios con una gran diversidad de ecosistemas montañosos situados en latitudes diferentes y con climas muy variados, que van desde el marítimo húmedo hasta el continental seco. Los núcleos de las reservas se ven poco afectados por las actividades humanas y, por eso, constituyen observatorios excepcionales. Preparado por un centenar de científicos y administradores de reservas de biosfera, el Proyecto Cambio Mundial en las Regiones de Montaña (GLOCHAMORE), que inició sus actividades en 2005, constituye un instrumento suplementario para entender los fenómenos que afectan a las zonas montañosas. Su objetivo es planificar los trabajos de investigación en este ámbito y aplicar sus resultados. Este proyecto abarca ámbitos tan variados como el clima, la biodiversidad, la prevención de riesgos, la economía de montaña y los cambios en la utilización de tierras.

  • 14-11-2008
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