El patrimonio cultural abarca también formas inmateriales como las artes escénicas, los conocimientos y las tradiciones culturales, que han de ser salvaguardadas junto con el patrimonio construido. La diversidad de las expresiones culturales es la base de la riqueza de la civilización humana.
El tráfico ilícito de bienes culturales no solo representa una amenaza para el patrimonio, sino que proporciona una fuente de financiación a los grupos extremistas. Con el apoyo de la resolución 2199 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobada recientemente, hemos forjado una coalición mundial de asociados dedicados a velar por que los bienes no puedan ser trasladados fuera de las fronteras nacionales y estamos realizando programas de formación y asistencia sobre el terreno.
El patrimonio construido es más que piedras y edificios, es un valioso vínculo con la historia y un componente esencial de nuestra identidad como pueblos. Al amparo de nuestras convenciones en la materia, colaboramos con nuestros asociados para vigilar y evaluar el estado del patrimonio amenazado en todo el mundo.