Educación sexual integral

PANORAMA

Todos los y las jóvenes tendrán que tomar algún día decisiones cruciales sobre su salud sexual y reproductiva. Sin embargo, las investigaciones revelan que la mayoría de los adolescentes carecen de los conocimientos necesarios para tomar estas decisiones de manera responsable, por lo que son vulnerables a la coacción, las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados.


La educación sexual integral permite a los y las jóvenes proteger su salud, su bienestar y su dignidad, y debido a que tienen como fundamento los principios de derechos humanos, los programas de educación sexual integral ayudan a fomentar los derechos, la igualdad de género y el empoderamiento de los y las jóvenes.


El UNFPA trabaja con los gobiernos para impartir una educación sexual integral, tanto en las escuelas como a través de la capacitación y divulgación comunitarias. El UNFPA también promueve políticas e inversiones relacionadas con programas de educación sexual que cumplan las normas convenidas internacionalmente.

Demostración de preservativos masculinos y femeninos. ©Ollivier Girard

¿Qué es la educación sexual integral?

La educación sexual integral es un enfoque de la educación sobre sexualidad basado en los derechos y con perspectiva de género, tanto dentro como fuera del ámbito escolar. Se imparte a lo largo de varios años, incorporando información adecuada a la edad en consonancia con las capacidades cambiantes de los y las jóvenes.

Incluye información científicamente precisa sobre desarrollo humano, anatomía y salud reproductiva, así como información sobre anticoncepción, parto e infecciones de transmisión sexual (ITS), entre ellas el VIH. Y va más allá de la información al ayudar a los y las jóvenes a explorar y cultivar valores positivos en torno a su salud sexual y reproductiva.

Este tipo de educación abarca análisis de la vida familiar y las relaciones, la cultura y los roles de género, además de abordar los derechos humanos, la igualdad de género y amenazas tales como la discriminación y el abuso sexual.

En conjunto, estos programas ayudan a los y las jóvenes a desarrollar autoestima y a prepararse para la vida  que fomentan el pensamiento crítico, la comunicación clara, la toma de decisiones responsables y el comportamiento respetuoso. 

La educación sexual integral también se conoce por otros nombres, como “educación de preparación para la vida”, “educación sobre vida familiar” o “educación sobre el VIH”. En algunos casos se denomina “educación sobre sexualidad con enfoque holístico”. Estos distintos nombres podrían reflejar diferencias de hincapié: la educación de preparación para la vida podría incluir un enfoque de cuidado de familiares enfermos, enfrentamiento de las pérdidas u otras cuestiones similares.

De acuerdo con el informe de la Consulta Mundial sobre Educación Sexual del UNFPA de 2010 en Bogotá, Colombia (Comprehensive Sexuality Education: Advancing Human Rights, Gender Equality and Improved Sexual and Reproductive Health [Educación sexual integral: Promover los derechos humanos, la igualdad de género y una mejor salud sexual y reproductiva]), la educación sexual integral debe:
• Fomentar el respeto por los seres humanos y la diversidad
• Estimular las aptitudes de pensamiento crítico y la participación de los y las jóvenes en la toma de decisiones
• Promover actitudes que fomenten la igualdad de género y la inclusión
• Adaptarse según la edad, la cultura y las necesidades de los y las jóvenes
• Comunicar un enfoque positivo de ciclo de vida sobre la sexualidad
• Constar de información científicamente precisa
• Ofrecer un entorno de aprendizaje seguro y saludable
• Incorporar métodos de enseñanza participativos para ayudar a fortalecer las aptitudes de comunicación y la capacidad de toma de decisiones 
• Enfrentar la desigualdad de género, las vulnerabilidades, la exclusión y las violaciones de los derechos humanos, incluidas la violencia de género y el abuso sexual

Una cuestión de derechos humanos

Las decisiones sexuales y reproductivas de los y las jóvenes pueden tener un efecto cascada sobre sus derechos humanos. El  embarazo adolescente, por ejemplo, puede llevar a las jóvenes a abandonar la escuela, privándolas así de su derecho a la educación. La falta de entendimiento de la igualdad de género puede dar lugar a discriminación.

La educación sexual integral empodera a los y las jóvenes para que conozcan y exijan el cumplimiento de sus derechos. Numerosos acuerdos internacionales reconocen la importancia de la educación sexual. 

Del mismo modo, una variedad de acuerdos internacionales incorpora los derechos a la educación y la salud; entre otros, el de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994  y la Convención sobre los Derechos del Niño.

Datos clave

  1. La educación sexual integral no conduce a la actividad sexual precoz ni a un comportamiento sexual de mayor riesgo.

  2. En lugar de esto, estos programa reducen los comportamientos de riesgo: unas dos terceras partes de las evaluaciones muestran reducciones en los comportamientos de riesgo identificados, en tanto que cerca del 60 % de los programas tuvieron un efecto positivo en al menos un resultado comportamental o biológico, como el aumento del uso del preservativo o la reducción de los embarazos no deseados.

  3. Los estudios sobre programas centrados únicamente en la abstinencia, o bien son inconcluyentes, o bien revelan que la educación que se centra solo en la abstinencia no es eficaz.

  4. La impartición de educación sexual integral de calidad exige capacitación y apoyo.

  5. Abordar cuestiones relativas al género y el poder también da lugar a mejores resultados de salud.

  6. Para aumentar su eficacia, los planes de estudio deben adaptarse al contexto específico y las necesidades de los y las jóvenes.

  7. Es esencial comprometer a los padres y las comunidades en este tipo de educación.

¿Qué está haciendo el UNFPA?

El UNFPA trabaja con los gobiernos y los asociados para elaborar y ejecutar programas de educación sexual integral que cumplan las normas técnicas internacionales. El UNFPA también promueve políticas e inversiones relacionadas con la educación sexual integral, dentro y fuera de las escuelas.

Los programas extraescolares incluyen formación y educación basadas en la comunidad, que suelen estar dirigidas a los y las jóvenes que más necesitan la información, como las adolescentes casadas, los y las jóvenes sin hogar, los migrantes y los refugiados, los y las jóvenes de las zonas rurales remotas y los que viven en zonas en conflicto. En muchos países sin educación sexual escolar, el UNFPA apoya el programa Y-PEER, una red entre pares de jóvenes que utiliza una combinación de métodos de aprendizaje experimentales, entretenimiento educativo, redes sociales y nuevas tecnologías para transmitir información a los y las jóvenes.

Se han logrado grandes avances en la tarea de llevar la educación sexual integral a todo el planeta.

En 2013, en África oriental y meridional, por ejemplo, los ministros de sanidad y de educación de 20 países se comprometieron a aumentar el acceso y la calidad de estos programas. Su objetivo es ofrecer un plan de estudios integral sobre sexualidad en 90 % de las escuelas para 2020. Por su parte, el programa Safeguard Young People (Cuidar a los jóvenes) está proporcionando educación sexual integral en contextos escolares y comunitarios en Botswana, Lesotho, Malawi, Namibia, Swazilandia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe, además de ofrecer servicios de salud orientados a los y las jóvenes, actividades de empoderamiento de los y las jóvenes, de creación de capacidades otros tipos de actividades de apoyo. En el pasado,  Safeguard Young People ha tocado las vidas de 4,39 millones de jóvenes.

Actualizado el 30 de septiembre 2016