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Las celebraciones de los cantos y danzas bálticos

Inscrito en 2008 (3.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2003)

Esta expresión cultural, que es a la vez custodia e ilustración de la tradición de las artes escénicas populares en la región, alcanza su apogeo con los grandes festivales que se celebran cada cinco años en Estonia y Letonia, y cada cuatro en Lituania. Estas manifestaciones de gran envergadura se prolongan durante varios días y reúnen hasta 40.000 cantantes y bailarines. La mayoría de ellos pertenecen a coros y grupos de baile de aficionados. En su repertorio se refleja la gran variedad de tradiciones musicales de Estonia, Letonia y Lituania, desde los cantos populares más antiguos a las composiciones contemporáneas. Bajo la dirección de los directores de coro, de orquesta y de los profesores de baile, muchos cantantes y bailarines practican su arte a lo largo de todo el año en los centros de ocio o en las asociaciones culturales locales.

Los coros y los conjuntos musicales fueron institucionalizados por primera vez en Estonia en el siglo XVIII. Más tarde, el canto coral se propagó en los medios rurales y urbanos gracias a la creciente popularidad de la música coral y de los festivales de canto en Europa Occidental. Las celebraciones de los cantos y de los bailes bálticos se organizaron por primera vez en Estonia en 1869 y en Letonia en 1873, con la participación de los coros más activos de las regiones de los tres países bálticos. En 1924, Lituania fue el país huésped de esta celebración. Tras la emancipación de la tutela de Rusia y el acceso a la independencia después de la Primera Guerra Mundial, las celebraciones suscitaron el entusiasmo general como un medio de afirmar la identidad cultural báltica. En los tres países, se construyeron salas y lugares de espectáculo para albergar estas manifestaciones. Aun después de la anexión de los Estados Bálticos por la Unión Soviética en 1945, las celebraciones pudieron continuar, aunque adaptándose a la ideología comunista dominante.

Una vez recobrada la independencia en 1991, los Estados bálticos tomaron diversas medidas para proteger esta tradición, pero las crisis económicas y sociales que vive la región suscitan muchas inquietudes con respecto al futuro. Actualmente, las principales amenazas se deben al éxodo rural y a la consiguiente disolución de los grupos de aficionados locales.

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