
Tráfico ilegal de bienes culturales: 50 años de lucha
La primavera pasada, la crisis sanitaria causada por la pandemia de COVID-19 provocó un parón en el mundo entero. Pero el tráfico ilícito de bienes culturales no se detuvo. Al contrario. Los traficantes de bienes culturales aprovecharon que había disminuido la vigilancia en museos y sitios arqueológicos para perpetrar impunemente robos y excavaciones ilegales.
Las cifras hablan por sí solas: nunca había sido tan intenso el interés por adquirir mosaicos, urnas funerarias, esculturas, estatuillas o manuscritos antiguos. Esta presión del lado de la demanda contribuye a fomentar al mercado ilegal de obras de arte y antigüedades que, en gran parte, funciona ahora en Internet, por conducto de plataformas que suelen tener pocos miramientos con el origen de esos objetos.