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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

La radio nocturna, una ventana a la intimidad

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Foto de Macha Béranger, animadora de una emisión nocturna en France Inter, tomada en el estudio de la Maison de la Radio, París, 1999.

Con un tono más acogedor y libre que los programas diurnos, las emisiones nocturnas han sido durante mucho tiempo un lugar de privilegio para las confidencias reveladas en el anonimato de la noche. En momentos propicios a la imaginación y la soledad, son para los oyentes una voz tranquilizadora que parece hablar para ellos solos. Pero en la actualidad están cediendo paso a programas menos costosos.

Marine Beccarelli  

“La radio es en cierto modo la humanidad que se habla a sí misma, que se dirige a sí misma día y noche”, escribió Jean Tardieu en 1969. De hecho, la humanidad evocada por el poeta francés sólo comenzó a hablarse a sí misma por la noche muy tardíamente. 

A principios de la década de 1920, cuando aparecieron, las primeras emisoras de radio, apenas transmitían unas pocas horas al día, antes de que los programas se extendieran gradualmente hasta llenar la mayor parte de la jornada. Pero las transmisiones cesaban cuando caía la noche. Al final del decenio de 1930, solo unas pocas noches eran excepcionalmente animadas en la radio, en particular las veladas de Navidad y Año Nuevo, en las que los programas festivos y musicales se extendían más allá de los horarios habituales. 

Sin embargo, es posible que nunca se escuche mejor la radio que durante las horas de la noche, cuando el oyente está más disponible, más solo, menos perturbado por reclamos externos. En la oscuridad, el sonido se despliega: “preferimos confiar en el oído”, escribe el filósofo francés Michaël Fœssel. 

La radio se convirtió en un artículo de consumo diario en la década de 1950, y pasó a ser un elemento permanente en la mayoría de los hogares donde ocupó las veladas. En Estados Unidos, desde finales de la década de 1940, las emisoras de radio ofrecían programas nocturnos diseñados para hacer a la gente soñar despierta. En Lonesome Gal, una presentadora anónima susurraba dulces palabras al oído de los oyentes. 

Una voz para los trabajadores nocturnos

En Europa, las primeras emisiones de radio nocturnas regulares se crearon en la década de 1950. La primera de este tipo –Notturno dall'Italia– surgió en Italia en 1952. Era un programa de acompañamiento esencialmente musical para noctámbulos: camioneros y vigilantes nocturnos, panaderos y tipógrafos, enfermeras o meros insomnes. 

En 1955, la estación francesa Paris Inter lanzó el programa Route de nuit. La reciente introducción de la radio para automóviles, junto con el desarrollo del tráfico automovilístico hicieron posible que los oyentes estuviesen acompañados en la carretera y no se durmieran al volante. Muy rápidamente, las cartas de los oyentes dieron fe del éxito de estos programas. Y su popularidad fue mucho más allá de los conductores o trabajadores nocturnos. Insomnes, trasnochadores, estudiantes, artistas y gente mayor escuchaban las emisiones nocturnas. El transistor, que permitió individualizar la escucha al poderse llevar el aparato personal al dormitorio, también favoreció el desarrollo de programas más diversificados. 

Los espacios nocturnos pronto acogieron a ruidosos y festivos rumores de la noche –por ejemplo, programas transmitidos desde un bar–, pero también descubrieron una atmósfera íntima de discusión tranquila. Las emisiones de confidencias nocturnas de los oyentes nacieron en Estados Unidos en la década de 1960, con los programas de Herb Jepko.

En Francia, mientras que el programa de Ménie Grégoire de la emisora privada RTL otorgaba en 1967 una voz por las tardes a las mujeres sobre temas íntimos, la radio de confidencias adquiría una nueva dimensión en las ondas nocturnas a partir de 1975 en la antena Europe 1, con Gonzague Saint-Bris en Ligne Ouverte, y luego, de 1977 a 2006, en la radio pública France Inter con Allô Macha, de Macha Béranger. 

En estos espacios, los oyentes pueden llamar a la centralita de la emisora en un momento en que la soledad se hace más apremiante y las angustias se liberan. Este tipo de programación nocturna se fue extendiendo por todo el mundo, hasta el punto de convertirse en la esencia misma de la radio de noche: un lugar de escucha y confidencias para los oyentes. Por otra parte, cuando todavía existen, son estas emisiones de diálogo las que se han mantenido en antena.

Fin del monopolio de la palabra nocturna

Más libre, menos supeditada a las limitaciones, la radio nocturna también se vuelve más propicia a la creación radiofónica. Las emisiones nocturnas también han resultado ser un terreno convincente para explorar la noche en todas sus dimensiones y para la creación radiofónica. Así, surgieron programas innovadores y pioneros en las ondas nocturnas, con una libertad casi total de tono y forma, en contraste con los programas diurnos. Es el caso, por ejemplo, de las Nuits magnétiques, de 1978 en France Culture, que mezclaba las palabras íntimas de figuras célebres con las de gente anónima, en una atmósfera sonora experimental y musical, a menudo psicodélica. En la misma época, las emisoras de radio piratas francesas también utilizaron ampliamente la noche para transmitir y eludir el monopolio de la radio estatal que se había establecido en 1945, al igual que lo hicieron las emisoras de radio piratas británicas o italianas, como por ejemplo Radio Alice de Bolonia.

Pero las horas de gloria de la radio nocturna parecen muy lejanas. La aparición de la televisión continua desde finales de los años ochenta ha contribuido a reducir la importancia y el entusiasmo por los programas de radio nocturnos que hasta entonces tenían el monopolio de la palabra de la noche. Además, la llegada de Internet y el desarrollo de los podcasts a mediados de los años 2000 hizo posible escuchar una radio a la carta, desvinculada del tiempo real. 

Por razones presupuestarias, las emisoras de radio han optado por sustituir sus programas en directo después de medianoche por música pregrabada o retransmisiones del día anterior. Sin embargo, por la noche, las voces de la radio ofrecían a los oyentes una presencia, una compañía que no ha sido reemplazada por las posibilidades de comunicación que ofrecen Internet y las redes sociales. La sobreabundancia de imágenes en televisión o en línea también contrasta con la falta de imagen de la radio, que solicita el imaginario de los oyentes y les proporciona sensaciones especialmente fuertes durante la noche, dándoles la impresión de que es a ellos a quienes se dirigen las voces que emanan de la emisora. 

Algunas emisoras todavía ofrecen emisiones nocturnas en directo. Es el caso de Radio 3, estación pública española que invita a sus radioyentes a explorar temas relacionados con la noche en su programa Todos somos sospechosos, o también BBC5 en directo, con su programa Up all night, en el que Rhod Sharp recibe a sus invitados entre la una y las cinco de la madrugada. Unas pocas radios webs e incluso una aplicación, Call In the night, cuyo principio consiste en hacer que los radioyentes cuenten sus sueños, ocupan todavía un espacio en la noche. ¿Quién dijo que la noche es para dormir?

Marine Beccarelli

Doctora en historia contemporánea, Marine Beccarelli es autora de una tesis sobre la radio nocturna en Francia y colaboradora de la radio pública France Culture.