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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Explorando el espacio: de la tierra al infinito

¿Y si el hombre hubiera aprendido a mantenerse erguido mirando las estrellas? Por irreal que perezca esta hipótesis, tal vez no seo totalmente disparatada sí se pienso en lo fascinación que lo bóveda celeste ha ejercido desde siempre sobre la humanidad.

Desde tiempos inmemoriales, para explicar lo naturaleza y el origen del universo, los hombres han observado ios estrellas. La mayoría de los fenómenos naturales que les afectaban parecían provenir del cíelo. El viento, la lluvia y la nieve, el trueno, el relómpogo y la tempestad que amenazaban sus vidas, el sol que moduroba los frutos de lo tierra o que, por el contrarío, secaba los suelos y devastaba las cosechas, eran, a sus ojos, manifestaciones de fuerzas superiores, inexplicables, unas veces benéficas, otras nefastos. Estas fuerzas han hecho que el hombre, para compensar su relativo carencia instintiva, desarrollara lo que parece ser su principal característica: la curiosidad.

Gracias a esa búsqueda incansable del conocimiento o lo largo de los siglos, estamos hoy en mejores condiciones de comprender el Universo. El 23 de abril de 1991 el satélite COBE (Cosmic Background Explorer) de la NASA, lo agencia espacial norteamericano, confirmó lo teoría del big bang al descubrir las ondulaciones de lo radiación producida por eso explosión inicial.

Para elaborar la teoría del big bong los astrónomos tuvieron que recurrir a los físicos de las partículas. Ahora bien, los primeros tratan de comprender lo estructura del Universo y piensan en años luz; los segundos estudian los componentes elementales de la materia y trabajan con dístoncios infinitesimales. Los primeros fracciones de segundo del nacimiento del Universo se han convertido así en el punto de confluencia de lo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño. Ejemplo excepcional del funcionamiento del espíritu humano que en todos los ámbitos tiende a vincular lo particular y lo universal.

Otro manifestación de ese principio se encuentra en la aventura espacial. Los satélites que, por centenares, giran hoy alrededor de nuestro planeta nos brindan un cúmulo de informaciones sobre innumerables fenómenos, de las corrientes oceánicos o los movimientos de la superficie marino, de la prospección agrícola o lo deforestación, de los recursos hídricos o los yocimientos mineros. Disponemos, por primera vez, de uno visión sinóptica del mundo en que vivimos.

Pero el saber permite tanto construir como destruir, ayudar a los hombres o alienarlos, proteger la naturaleza o devastarlo. Durante mucho tiempo se pensó que el espacio estaba o salvo de toi dialéctica, pues ero demasiado vasto paro que lo actividad humano pudiera afectarlo en cualquier aspecto. Hoy empezamos o advertir nuestro error.

Desde el lanzamiento del primer Sputnik en 1957, se ha puesto en órbito, como término medio, un nuevo satélite cada dos o tres días en su mayoría satélites de comunicación. Hemos entrado así cosí sin advertirlo en la "ero de la comunicación". Y desde entonces han comenzado a aparecer los primeros omenazos.

La presencio en el espacio de una maso flotante de desechos de antiguos satélites, últimas fases de lanzaderas de cohetes y diversos tipos de residuos, constituye el peligro más notorio. Varias decenas de miles de objetos de este tipo, capuces pese a su reducido tamaño de deteriorar gravemente una nave espacial, se encuentran en órbita olrededor de la Tierra.

Otros problemas ambientales que afectan tanto a la osfronomío óptica como a lo radioastronomía son lo creciente luminosidad que emiten los grandes ciudades con un alumbrado excesivo y los interferencias de radio producidos por los satélites de comunicación. Los astrónomos reclaman, cada vez con mayor urgencia, la creación de "reservas" en el rodioespectro y de zonas con un alumbrado más débil poro preservar lo observación del firmamento.

Después de haber observado durante tonto tiempo el cielo, el hombre se lanzo hoy o su conquisto. ¿Sobró sacar provecho de los errores cometidos en el mundo finito poro explorar con moyor serenidad el infinito?

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Descubre también la edición espacial de El Correo!

Enero de 1993