<
 
 
 
 
×
>
You are viewing an archived web page, collected at the request of United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) using Archive-It. This page was captured on 07:14:02 Dec 08, 2020, and is part of the UNESCO collection. The information on this web page may be out of date. See All versions of this archived page.
Loading media information hide

Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

Aprender a vivir en la era de la IA

cou_03-18_schools_01.jpg

Foto del artista francés Vincent Fournier, tomada en Barcelona (España) en 2010, perteneciente a la serie The Man Machine, que muestra “ficciones especulativas” en las que criaturas artificiales interactúan con los humanos.

A los tres pilares de base de todo sistema educativo –leer, escribir y contar– habrá que añadir, a partir de ahora, otros tres: empatía, creatividad y pensamiento crítico. Estas capacidades, adquiridas normalmente en otros ámbitos, deben entrar en los programas escolares al mismo tiempo que la inteligencia artificial (IA) entra con fuerza en las sociedades.

Leslie Loble

En 2018, 300.000 niños entrarán en los colegios australianos. Si terminan sus estudios en 2030, pasarán la mayor parte de su vida profesional en la segunda mitad del siglo XXI, y algunos quizás sigan vivos a inicios del XXII. Al ritmo de los cambios que traen tecnologías punteras, hay muchas posibilidades de que vivan y trabajen en un mundo radicalmente diferente al nuestro. Por lo tanto, les corresponde a los sistemas educativos anticipar, desde ahora, estos cambios y ajustarse para que las generaciones futuras prosperen.

Con más de un millón de niños y jóvenes admitidos en 3.000 establecimientos, Nueva Gales del Sur es el mayor distrito escolar de Australia. Cada día, en cada clase, un profesor enseña a estos alumnos y los guía hacia su futuro. Pero, en cuanto al sistema, y más a tal escala, el cambio puede ser lento, a pesar de la creciente urgencia creada por las nuevas tecnologías.

Por eso, en 2016, el Ministerio de Educación de Nueva Gales del Sur (NGS) lanzó el proyecto Educar para un mundo que cambia, centrado en las implicaciones estratégicas de los avances tecnológicos. Este proyecto global trata de alentar las reformas en materia de programas, enseñanza y evaluación, así como a orientar al conjunto del sistema hacia un enfoque más innovador.

Desde su lanzamiento, el ministerio ha abierto el diálogo con líderes mundiales de los ámbitos económicos, tecnológicos y académicos. Este diálogo ha desembocado en la publicación, en noviembre de 2017, de Future Frontiers: Education for an IA World (Fronteras Futuras: Educación para un mundo de Inteligencia Artificial), obra que se pregunta sobre el futuro de la educación en un mundo dominado por la IA. A finales de 2017, un simposio internacional reunió a varios de sus autores, así como a especialistas de la educación, organizaciones no gubernamentales (ONG) y responsables políticos, con el fin de estudiar los medios para mejorar el apoyo a los profesores y los resultados de los alumnos gracias a las nuevas herramientas, principalmente las tecnológicas. Esta aportación de ideas nuevas originó un compromiso unificado en favor de la reforma.

Los nuevos pilares

Tres pilares –leer, escribir y contar– forman los cimientos de todo aprendizaje. Pero, los alumnos de hoy necesitan otras competencias de base, así como importantes competencias no cognitivas: el sentimiento de eficacia personal, una mejor comprensión de conceptos y buenas capacidades de resiliencia, de adaptación y de flexibilidad.

Las capacidades específicamente humanas serán más importantes que nunca en este nuevo mundo que se forma ante nuestros ojos: el pensamiento crítico será una de las primeras competencias que tendrán que transmitir los sistemas educativos.

De momento, estas competencias esenciales pueden adquirirse en actividades extraescolares donde se aprenden, por ejemplo, lo que son la cooperación, el establecimiento de objetivos y la planificación. Desarrollamos la disciplina y el espíritu de equipo haciendo deporte; la creatividad, haciendo teatro; el pensamiento crítico, organizando debates; y la empatía, haciendo voluntariado en alguna asociación.

El desafío consiste en estructurar este gran abanico de competencias que los jóvenes deben adquirir. Hay que legitimarlos en el seno del sistema educativo e integrarlos en los programas escolares y definir la manera de evaluar los resultados de los alumnos en estos dominios, no considerados hasta ahora como parte de la educación escolar.

Una cosa es innegable: el futuro exigirá, más que nunca, que los niños establezcan relaciones mutuas y refuercen el sentido de comunidad, de ciudadanía y de colaboración basado en la empatía, considerada por algunos como una de las competencias claves para el siglo XXI.

Las competencias interpersonales son cada vez más reconocidas como un elemento crucial para los sistemas educativos en el mundo. Organizaciones como la UNESCO y la OCDE elaboran marcos, normas y evaluaciones en este ámbito y, especialmente, el concepto de «competencias mundiales» destinado a favorecer la cooperación intercultural. En Australia, una serie de competencias generales, como el pensamiento crítico y creativo y la comprensión intercultural, se incluyeron en la agenda de educación nacional en 2009, ejemplo seguido por numerosos estados del país.

El proyecto Educar para un mundo que cambia ha resaltado la necesidad de alentar prácticas pedagógicas innovadoras, que puedan procurar beneficios al conjunto del sistema. En el seno de la comunidad educativa ya van surgiendo prácticas innovadoras que buscan motivar a los alumnos y explotar el potencial de las tecnologías punteras para aumentar su rendimiento. Algunas de esas prácticas se basan en pruebas científicas más sólidas que otras. De momento es difícil distinguir cuáles son las más eficaces.

La IA en el aula

El Ministerio de Educación de Nueva Gales del Sur estudia dar el mejor apoyo a los pedagogos para concebir y acelerar estas ideas innovadoras, retomando las innovaciones nacionales e internacionales más eficaces de los sectores privado y público. Su objetivo es encontrar nuevos métodos duraderos y evolutivos que permitan mejorar el aprendizaje, las capacidades y el éxito de nuestros alumnos.

La inteligencia artificial tiene un fuerte potencial en materia de educación, siempre que se utilice de forma adecuada y conforme a las necesidades de los educadores. Ya existen sistemas basados en IA capaces de favorecer un aprendizaje personalizado que libera a los profesores de ciertas tareas. Así, se les permite concentrarse en las necesidades individuales de los alumnos y en los objetivos pedagógicos. Estos sistemas son capaces de seguir la implicación y el progreso de los alumnos y de proponer potenciales ajustes de contenido.

Es crucial que los educadores mantengan la baza de la concepción y el desarrollo de los sistemas. En los profesores y directores de los establecimientos escolares, formados a este fin, recae la responsabilidad de definir el lugar de la IA en el aula. Los alumnos también deben participar en las decisiones en este ámbito, y así ser educados en aspectos éticos. Su futuro dependerá de las políticas y enfoques que tomemos hoy.

 

Para más detalles

El proyecto Educación para un mundo que cambia (en inglés)

Foto: Vincent Fournier

Leslie Loble

Secretaria adjunta del Ministerio de Educación de Nueva Gales del Sur (Australia), Leslie Loble ha dirigido durante casi veinte años la estrategia, la reforma y la innovación del sistema educativo más vasto y diversificado de Australia. En 2013, fue nombrada una de las 100 mujeres con más influencia según la revista Australian Financial Review/Westpac por su papel en los asuntos públicos australianos y en la reforma educativa.