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Los países africanos reconocen la contribución crucial de los docentes al fomento de la educación de la primera infancia de calidad

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Los días 4 y 5 de diciembre de 2019 se celebró en Casablanca (Marruecos) la Conferencia Africana sobre Educación en la Primera Infancia de Calidad y Profesionalización de los Educadores (African Conference on Quality Early Childhood Education and the Professionalization of Educators). El evento se desarrolló en respuesta a la recomendación del Grupo temático de educación preescolar del Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030, que desarrolla iniciativas para mejorar la cantidad y calidad de los docentes en todos los niveles educativos y facilita el intercambio de conocimientos especializados sobre las principales dimensiones de la profesión docente.

La organización de la Conferencia corrió a cargo del Ministerio Nacional de Educación, Formación Profesional, Educación Superior e Investigación Científica del Reino de Marruecos; la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, en asociación con la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) (en representación del Ministerio Federal alemán de Cooperación y Desarrollo Económicos [BMZ]); el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030; la Fondation Marocaine pour la Promotion de l'enseignement Préscolaire (FMPS), el Centro Regional para fomentar la Calidad y la Excelencia en la Enseñanza (RCQE); y la Agencia de cooperación para el desarrollo de Mónaco.

La Conferencia, de dos días de duración, fue inaugurada por el Sr. Saaïd Amzazi, Ministro Nacional de Educación, Formación Profesional, Educación Superior e Investigación Científica de Marruecos, y contó con la participación de representantes y expertos gubernamentales, organizaciones de empleadores y trabajadores, sociedad civil y organizaciones internacionales de 18 países africanos[1].

La Sra. Golda El-Khoury, Directora de la Oficina de la UNESCO en Rabat, afirmó que este evento constituye un hito importante en las actividades de la UNESCO relacionadas con el desarrollo de los docentes, ya que por primera vez organizamos una conferencia que se centra explícitamente en el desarrollo y la gestión de la profesión docente que trabaja al servicio de nuestros ciudadanos más jóvenes, los educadores de la primera infancia.

El Sr. Akira Isawa, Director Adjunto del Departamento de Políticas Sectoriales de la OIT, afirmó que les complace haber podido abordar ambas dimensiones, la educativa y la laboral, de los docentes y educadores de la primera infancia en esta conferencia. Para alcanzar una educación de la primera infancia de calidad se requieren buenos niveles de formación y preparación y trabajo digno para los profesionales del sector, de manera que la profesión resulte atractiva.

Los debates se centraron en el importante papel de los educadores de la primera infancia para la prestación de servicios de educación de la primera infancia de calidad, y en la poca consideración prestada con frecuencia a estos profesionales en términos de atención e inversión en políticas. Muchos educadores de preescolar no tenían cualificaciones suficientes, estaban mal pagados o no disfrutaban de reconocimiento y condiciones de trabajo adecuadas. En 2009, en casi una cuarta parte de los 80 países de ingresos bajos y medianos, menos de la mitad de los educadores de preescolar satisfacían los requisitos nacionales de formación[2].

Las cualificaciones, la formación inicial y el desarrollo profesional resultan especialmente difíciles en África Subsahariana, donde en 2017 solo el 54% de los docentes de preescolar habían recibido formación, frente al 88% del norte de África (Instituto de Estadística de la UNESCO). Además, la escasez de docentes cualificados fue especialmente marcada en las zonas remotas, rurales y marginadas, donde viven los niños más necesitados de una educación de la primera infancia de calidad[3]. Los participantes en la conferencia examinaron las condiciones de trabajo y se acordó que, si bien a los docentes de preescolar y primaria se les exigía por regla general un número de horas de trabajo similar, las condiciones no eran las mismas, ya que los primeros disfrutaban de condiciones menos favorables y de menor remuneración, lo que se traducía en un nivel de satisfacción laboral bajo y una elevada rotación de personal. También analizaron las dificultades asociadas a la recopilación de datos para la elaboración de perfiles nacionales sobre el personal de educación de la primera infancia, así como la necesidad de disponer de datos actualizados para emprender acciones fundamentadas en este ámbito.

Los participantes reconocieron el papel fundamental de los docentes de la primera infancia en la creación de una base sólida para el aprendizaje a lo largo de la vida y el desarrollo de los niños. Los niños pequeños no pueden aprovechar el aprendizaje de calidad sin la ayuda de docentes motivados, atentos, sensibles y preparados, lo que pone de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión sostenible en capacitación, mejorar las condiciones y desarrollar carreras y perspectivas profesionales para el personal de la educación de la primera infancia.

La Declaración de Casablanca fue un resultado clave de la Conferencia. En ella se reconoce que los docentes y educadores cualificados son fundamentales para una educación de la primera infancia de calidad y que el trabajo decente constituye una estrategia esencial para atraer y retener a docentes y educadores de la primera infancia de calidad. En concreto:

  • Se reconoce que los docentes y educadores cualificados son fundamentales para la educación de la primera infancia de calidad y que, a fin de alcanzar la meta 4.2 de los ODS, es prioritario garantizar que los docentes y educadores acceden a formación y profesionalización de calidad y disfrutan de condiciones de trabajo decentes.
  • Se reclama la institucionalización de la capacitación previa al empleo y en el empleo de los dirigentes escolares, docentes, educadores y cuidadores de la etapa de educación de la primera infancia, así como el reconocimiento y valorización de su profesión, asegurando para ello unas condiciones de trabajo decentes y su participación en las decisiones que afectan a su labor.
  • Se reconoce que el trabajo decente y el diálogo social constituyeron una estrategia esencial para atraer y retener a docentes y educadores de la primera infancia de calidad.
  • Se establece el compromiso de reforzar la cooperación y el intercambio de conocimientos especializados en los planos regional e interregional a fin de mejorar la calidad de la educación de la primera infancia y avanzar en el desarrollo y la ejecución de un marco de calidad africano para la educación de la primera infancia (que incluya un marco de competencias de docentes y educadores).

 

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[1] Argelia, Benin, Burundi, Camerún, Comoras, Côte d’Ivoire, Etiopía, Gambia, Guinea, Libia, Marruecos, Mauritania, Nigeria, Rwanda, Senegal, Sudáfrica, Togo y Túnez.

[2] OIT, 2013. “Directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia”, OIT, 2012 Un buen comienzo: La educación y los educadores de la primera infancia. Acceso al documento.

[3] Neuman, M.J., K. Josephson, P.G. Chua. 2015. Examen de la bibliografía: Personal de atención y educación de la primera infancia (AEPI) en países de ingresos bajos y medios. Acceso al documento.