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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

En los Países Bajos una mirada sin concesiones de los museos sobre el pasado colonial

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Desde 2017, la exposición Afterlives of Slavery en el Tropenmuseum recorre la historia de la esclavitud y examina sus repercusiones sobre el mundo de hoy.

El Nationaal Museum van Wereldculturen (Museo Nacional de Culturas del Mundo) es un ente de vanguardia. Esta institución ha sido uno de los primeros museos de Europa que ha creado dispositivos para devolver objetos procedentes de las antiguas colonias.

Catherine Hickley
Periodista independiente afincada en Berlín, Catherine Hickley colabora regularmente con el boletín mensual The Art Newspaper y el diario The New York Times, y es autora de The Munich Art Hoard: Hitler's Dealer and His Secret Legacy [un reportaje de investigación sobre las obras de arte expoliadas por los nazis en la Segunda Guerra Mundial].

En 2014, el Tropenmuseum o Museo Tropical de Amsterdam estuvo a punto de cerrar. El Ministerio de Asuntos Exteriores había decidido suspender la financiación de su organismo tutelar, el Real Instituto de los Trópicos (KIT).

El museo se salvó in extremis por la creación, ese mismo año, de una nueva entidad encargada de gestionar el conjunto de las colecciones etnográficas de los Países Bajos: el Museo Nacional de Culturas del Mundo (NMVW), que aglutinó al Tropenmuseum, el Museum Volkenkunde de Leyden y el Afrika Museum. El NMVW supervisa también al Wereldmuseum de Rotterdam, cuya colección es propiedad de esa ciudad.

Pero durante los meses que persistió la incertidumbre sobre el porvenir del Tropenmuseum, los curadores de las colecciones etnográficas neerlandesas experimentaron una auténtica crisis de identidad. “La amenaza,” explica el Director General del Museo Nacional de Culturas del Mundo, Stijn Schoonderwoerd, “provocó una toma de conciencia dentro de esas instituciones. Nos llevó a poner en tela de juicio nuestra historia colonial y a comprender que podíamos enfrentarnos a muchas preguntas relativas a la identidad, el control, el poder, la desigualdad y la descolonización”.

Una clara ventaja

Estos temas no son patrimonio exclusivo del Museo Nacional de Culturas del Mundo. En 2017, en un discurso que pronunció en Uagadugú (Burkina Faso), el Presidente de Francia Emmanuel Macron se comprometió a devolver definitivamente el patrimonio africano existente en los museos franceses. El mandatario encargó la elaboración de un informe al respecto a la catedrática senegalesa Felwine Sarr y la historiadora de arte francesa Bénédicte Savoy. En el informe, publicado en 2018, se recomienda la restitución de las piezas procedentes del África Subsahariana que se conservan en los museos de Francia. En junio de 2020 se aprobó un proyecto de ley por el que se autorizó la devolución a Benín de 26 objetos de arte de procedencia ilícita, así como el retorno a Senegal de un sable de valor histórico, en lo que constituyó la primera etapa legislativa en el cumplimiento del compromiso presidencial.    

En Alemania, los Ministros de Cultura de los 16 Estados federales acordaron en marzo de 2019 sus propias directrices comunes. En el documento aprobado, los ministros se comprometieron a crear las condiciones necesarias para devolver los objetos que figuran en las colecciones públicas y que se obtuvieron en las antiguas colonias “de una manera que hoy resulta injustificable, tanto desde el punto de vista jurídico como moral”. En el Reino Unido, el Institute of Art and Law prepara actualmente, a petición del Arts Council England, un conjunto de orientaciones para los museos, cuya publicación está prevista para el otoño de 2020.

Pero el Museo Nacional de Culturas del Mundo ha logrado una clara ventaja en esta tarea. En 2016, la aparición de la tesis doctoral del investigador Jos van Beurden, que se publicó en inglés con el título Treasures in Trusted Hands [Tesoros en buenas manos], reavivó en los Países Bajos el debate en torno a los objetos que datan de la época colonial.  “Su repercusión ha sido considerable”, asegura la curadora jefa del NMVW, Henrietta Lidchi.

A principios de 2017, el NMVW empezó a estudiar los criterios de restitución. En las décadas anteriores ya se habían efectuado algunas devoluciones, pero las reclamaciones siempre se habían examinado individualmente. “Desde entonces hemos adoptado un enfoque más sistemático y equitativo”, afirmó Henrietta Lidchi, “pero eso ha requerido un cambio estructural”.

Las directrices se aprobaron en 2019 y se publicaron en un documento titulado Return of Cultural Objects: Principles and Process [La devolución de objetos culturales: principios y procedimientos]. El texto señala que “la misión general del museo consiste en abordar las historias largas, complejas y entrecruzadas que dieron origen a sus colecciones”. Entre las directrices figura “el compromiso de examinar y evaluar de manera transparente las peticiones de restitución de objetos culturales, según normas de respeto, colaboración y celeridad”.

Sin protestas

Las directrices no se limitan al patrimonio robado, sino que abarcan también el compromiso de devolver los objetos que sean muy valiosos para las comunidades de origen, cualquiera que sea la forma en que esas piezas se hayan adquirido. Los demandantes tampoco tienen que demostrar que disponen de un museo apropiado para albergar los objetos reclamados, un argumento que en el pasado se usó con frecuencia para justificar la negativa de restitución.  

“He comprobado con gran alivio que este nuevo enfoque ha suscitado poca oposición y no ha causado ninguna protesta entre los partidos políticos o los ciudadanos. Por ahora, la población neerlandesa se muestra favorable a la devolución”, apunta Stijn Schoonderwoerd.

Una actitud que podría cambiar cuando esta política se aplique a escala nacional. El director del museo no descarta el riesgo de que los grupos de extrema derecha se sumen a quienes se oponen a la devolución de las piezas de los museos neerlandeses, con miras a reforzar el sentimiento nacionalista.

Tras la pista de los objetos del periodo colonial

En total, el museo alberga unas 450.000 piezas. Según Henrietta Lidchi, el NMVW “calcula que en conjunto” alrededor del 40% de sus colecciones se adquirieron en el contexto colonial. Desde junio de 2019 el museo dispone por primera vez de dos investigadores que trabajan a jornada completa con el fin de rastrear el origen de esos objetos. Para financiar esa labor, el NMVW ha pedido al gobierno una subvención de cuatro millones de euros. 

En colaboración con el Rijksmuseum de Amsterdam y el Centro de competencias para la restitución de bienes culturales y de la Segunda Guerra Mundial del Instituto NIOD, en una primera fase el NMVW se ocupa principalmente de Indonesia, mediante proyectos que tratan de consolidar las investigaciones relativas, por ejemplo, a las expediciones militares de la época colonial o las redes de establecimientos comerciales.

El museo no ha recibido todavía ninguna reclamación oficial por conducto de estos nuevos canales, quizá a causa de la pandemia de coronavirus. Pero se ha entablado un debate con diversas instituciones, entre ellas las comunidades indígenas de América del Norte. El NMVW colabora también desde hace bastante tiempo con el Museo Nacional de Indonesia, con miras a intercambiar información y lograr que las colecciones sean más accesibles.

La devolución de la daga de un héroe indonesio

Como resultado de las investigaciones realizadas por el museo, el Ministro neerlandés de Cultura devolvió al Embajador de Indonesia en los Países Bajos un kris o keris, una gran daga ornamental con damasquinado de oro fino. El arma perteneció al Príncipe Dipenogoro, un caudillo rebelde de Java y héroe nacional de Indonesia, que, durante cinco años, de 1825 a 1830, luchó contra el poder colonial neerlandés. Algunos de sus objetos, entre otros una silla de montar y una lanza, ya habían sido devueltos a Indonesia en el decenio de 1970, por recomendación de un comité mixto de expertos indonesios y neerlandeses. El kris solo pudo localizarse varios años después.    

El NMVW también es miembro del grupo de diálogo sobre Benín, establecido en 2007, compuesto por los museos europeos que poseen colecciones de objetos de ese país procedentes del saqueo realizado por las tropas británicas en 1897, y por delegados de instituciones nigerianas.

En fecha reciente, esos museos recibieron fondos para efectuar un inventario digital de “los bronces de Benin” [un antiguo reino que hoy forma parte de la región meridional de Nigeria] y también aceptaron prestar periódicamente sus colecciones a Benin City (Nigeria), pero sin comprometerse a restituirlas de manera definitiva. “No me cabe duda alguna de que al final los museos europeos devolverán a Nigeria los objetos beninenses que fueron robados”, asegura Stijn Schoonderwoerd.

Las críticas que recibe el NMVW provienen en realidad de quienes consideran que el proceso de devolución es demasiado lento. En junio de 2020 hubo manifestaciones ante el Tropenmuseum para protestar por la presencia de restos humanos en sus colecciones, aunque los manifestantes reconocieron que la institución está dispuesta a reexaminar su pasado colonial.

Stijn Schoonderwoerd recuerda que la dirección del museo se limita a custodiar la colección nacional. Cualquier medida de devolución requiere la aprobación del Ministerio de Cultura y exige prolongadas negociaciones diplomáticas.

“Formamos parte de procesos políticos que no controlamos”, insiste Schoonderwoerd. “A menudo se nos acusa de escondernos detrás del Estado. Pero es simplemente imposible que llevemos a cabo devoluciones por nuestra propia iniciativa. La restitución no es un acto patrimonial, es un acto político”.

Más información:

Algunos ejemplos de devolución

La UNESCO facilita las negociaciones entre los países

El retorno del obelisco de Axum, El Correo de la UNESCO, julio de 2008
El Getty da ejemplo, El Correo de la UNESCO, abril de 2001
La vuelta a casa del arte indígena, El Correo de la UNESCO, abril de 2001

 

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