<
 
 
 
 
×
>
You are viewing an archived web page, collected at the request of United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) using Archive-It. This page was captured on 20:12:43 Dec 04, 2020, and is part of the UNESCO collection. The information on this web page may be out of date. See All versions of this archived page.
Loading media information hide

La Comisión Internacional emite una declaración conjunta sobre la crisis de Covid-19 y la educación

International Commission Video Meeting

Proteger y transformar la educación para futuros compartidos y una humanidad común

Declaración conjunta sobre la crisis de la COVID‐19

Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación*
14 de abril de 2020


Momento decisivo para nuestro futuro compartido

La tragedia de la crisis sanitaria de la COVID‐19 está creando circunstancias excepcionales que están afectando a miles de millones de vidas, además de estar causando grandes consecuencias económicas, sociales y educativos. Los múltiples impactos probables causados por la COVID‐19 en los individuos y las sociedades indican que no habrá un retorno al mundo previamente existente. A medida que la humanidad busca formas de transformación para un mundo mejor después de la peor crisis sanitaria vivida en el siglo, debemos replantearnos las políticas sociales, incluyendo la educación, y abordar las problemáticas más prolongadas de la desigualdad estructural, la pobreza y la exclusión. Tenemos oportunidades para fortalecer los bienes comunes mundiales, proteger y promover la educación pública, así como, también, poner el conocimiento y el aprendizaje al servicio de futuros alternativos para la humanidad y el planeta.

En las últimas décadas, las oportunidades educativas en todo el mundo se han ampliado considerablemente; gran parte de ellas se encuentra ahora bajo una grave amenaza. Las escuelas y universidades están cerradas en la mayoría de los países, lo que afecta a más del 90% de los estudiantes en todo el mundo. Aun cuando el aprendizaje continúa de muchas maneras, estamos en un momento en que se necesitarán esfuerzos de reconstrucción masiva para asegurar que el decenio del 2020 no se convierta en un decenio de oportunidades perdidas.

La esperanza de la educación pública en un mundo transformado

La crisis actual nos recuerda lo crucial que es la educación pública en las sociedades, comunidades y en las vidas individuales. En efecto, nos ha recordado que la educación pública es un importante baluarte contra la desigualdad, y de la importancia de la escolarización para facilitar una vida digna y con sentido. Al aprovechar esta excepcional oportunidad de transformar el mundo, y al reimaginar la organización de nuestras escuelas y entornos de aprendizaje, debemos pensar detenidamente en el qué queremos llegar a ser. Para ello, necesitaremos promulgar nuestros valores y visiones en las instituciones y comunidades de aprendizaje que reconstruimos. Hemos llegado a un momento, aunque inesperado, en el que revisar colectivamente los propósitos de la educación se ha convertido en un imperativo.

Priorizar las soluciones humanas

En la renovación de la educación, la interacción humana y al bienestar deben ser prioridad. La tecnología ‐ en particular la tecnología digital que permite la comunicación, y la colaboración y el aprendizaje a distancia ‐ es un instrumento formidable y una fuente potencial de innovación. Sin embargo, debería preocuparnos, cada vez más, el hecho de que el traspaso a la enseñanza a distancia en línea exacerbe las desigualdades, no sólo en el Sur global, sino también incluso en los rincones más dotados de recursos de todo el planeta. Debemos asegurarnos de que la digitalización no socave la privacidad, la libre expresión y la libre determinación en materia de información, ni conduzca a un control abusivo de ello. Pensar que el aprendizaje en línea es el camino a seguir para todos es ilusorio. Además de renovar el compromiso con el profesorado, deberíamos reconocer y fomentar el aprendizaje realizado en las familias y las comunidades.
 
La crisis actual nos ha evidenciado la posibilidad de ampliación de los bienes comunes, así como también demuestra que los bienes culturales comunes y los instrumentos públicos, como, por ejemplo, la televisión y la radio educativa, deben ser compartidos cruzando las fronteras nacionales. En última instancia, los educadores, los alumnos y las relaciones que establecen deben estar en el centro de la reconstrucción de la educación después de las disrupciones posteriores causadas por la crisis de la COVID‐19.

Disminución del aprendizaje y privaciones económicas


Los estudiantes, las familias y los sistemas educativos están sintiendo ahora el impacto de la pandemia de la COVID‐19 a través del cierre de escuelas. Las escuelas volverán a abrir, pero el impacto económico de la crisis significa el vislumbre de importantes disrupciones en el horizonte. Es probable que una recesión mundial tenga consecuencias drásticas para la financiación de la educación y otros servicios públicos, así como para la vida y los medios de subsistencia de las personas. Durante este tiempo deben reforzarse nuestros compromisos comunes con el poder transformador de la educación. El conocimiento y el aprendizaje son los mayores recursos renovables de la humanidad y serán una de nuestras mayores fuentes de resistencia, siempre que se necesiten múltiples estrategias de mitigación para hacer frente a la inminente recesión económica y amortiguar los efectos que tendrá en el aprendizaje. Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben coordinar sus esfuerzos para garantizar la continuidad del aprendizaje y prepararse para proteger la financiación nacional e internacional del presupuesto destinado a educación. Aplicando los principios de la justicia redistributiva, los recursos deben dirigirse hacia aquellos que han sido más afectados económica, social y educativamente.

Cooperación y solidaridad mundial

Si bien la distancia, el aislamiento y la separación son medidas temporalmente útiles, la estrategia general para vencer esta pandemia mundial y sus efectos debe basarse en la cooperación y la solidaridad global. Esto significa abrir vías para que los agentes de base y de la sociedad civil trabajen conjuntamente con los gobiernos; significa la participación del sector privado y la filantropía. Sin embargo, incluso mientras construimos estas coaliciones necesarias, debemos recordar que en todo el planeta se está abordando la cuestión de COVID‐19 mediante la movilización social, la participación de las personas, las familias y las comunidades en el autoaislamiento y el cuidado mutuo. Esta pandemia de salud a nivel mundial no será derrotada únicamente a través de medidas sanitarias. Ésta será resuelta fomentando la confianza cívica y fortaleciendo la cooperación internacional, además de ser resuelta conjuntamente mediante la solidaridad, la empatía y el aprecio de nuestra humanidad común.

____________________________
*     Establecida en 2019 por la Directora General de la UNESCO como una comisión independiente, presidida por la Presidenta Sahle‐Work Zewde de Etiopía, y encargada de replantear el papel de la educación, el aprendizaje y el conocimiento a la luz de los futuros previstos, posibles y preferidos, la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación organizó una reunión virtual el 8 de abril de 2020 para reflexionar sobre la crisis de la COVID‐19 y las transformaciones más profundas que pueden estar emergiendo. Uno de los resultados de esta reunión es la presente Declaración Conjunta, que ofrece una amplia orientación en materia de políticas educativas y señala las cuestiones a largo plazo a las que debe atender la comunidad educativa a nivel mundial.

Contacto

UNESCO Headquarters

7 Place de Fontenoy
75007 Paris, France

Investigación y Prospectiva en Educación

futuresofeducation@unesco.org

Síguenos