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Un galardonado de un Premio UNESCO empodera a las niñas discapacitadas gracias a un aprendizaje inclusivo en comunidades remotas de Egipto

31/12/2019

“Soñaba con aprender a leer y escribir. Nadie de mi familia sabe leer. De hecho, muy pocas personas de mi aldea saben leer”, afirma Wafaa Mohamed Ahmed cuando recuerda la primera vez que puso los pies en su escuela comunitaria.

Por haber nacido con un trastorno de crecimiento y atrofia muscular, Wafaa, de 15 años de edad, solo puede desplazarse en silla de ruedas. Es la primera de sus siete hermanos y hermanas que asiste a una escuela primaria.

En las regiones aisladas de Egipto, muchos niños y adolescentes, y en particular las niñas, no asisten a la escuela o no tienen posibilidades de aprendizaje. Para asistir a la escuela, las niñas deben recorrer largas distancias, entre 5 y 7 kilómetros, algo que a numerosas familias les cuesta permitir o no tienen los medios para permitírselo.

La escuela más cercana al domicilio de Wafaa se hallaba a una distancia de unos 6 kilómetros. Los medios limitados de su familia y el costo del transporte, imposibilitaban la educación formal tanto para ella como para sus hermanos y hermanas, hasta que la Fundación Misr El Kheir, ganadora de la edición 2018 del Premio UNESCO de educación de las niñas y las mujeres, creó una escuela comunitaria cerca cuando tenía 10 años.

La inclusión mediante la enseñanza comunitaria

“Qué feliz me sentí cuando la docente de la Fundación nos visitó. Mi madre no pensaba que me aceptarían como alumna a causa de mi discapacidad, pero cuando se lo pregunté a una docente me dijo que si lo deseaba realmente construirían una escuela cerca para que yo pudiera asistir.”

La inclusión de alumnos discapacitados es un valor fundamental de la acción que lleva a cabo la Fundación, que continúa realizando esfuerzos con miras a ampliar el acceso a una educación de calidad en las regiones más pobres y desatendidas de Egipto.

Mientras que los alumnos discapacitados tienen acceso a la escuela pública en los centros urbanos más ricos de Egipto, raras veces se integran con sus compañeros en las aulas ordinarias, algo que Amal Mobadda, director de recaudación de fondos de la Fundación Misr El Kheir, pretende cambiar. 

“Mediante nuestro programa de solidaridad social, proporcionamos a los niños sillas de ruedas o prótesis auditivas para que puedan participar plenamente de la vida escolar. A los docentes se les forma también para que puedan adaptar su enseñanza a los educandos que tienen necesidad y diferentes dificultades de aprendizajes”, explica.

Según Wafaa, la inclusión de todos los alumnos ha cambiado sus vidas. “Cientos de niños discapacitados no son aceptados en las escuelas, pero para mí, asistir a la escuela y saber leer y escribir es la manera de sentirme bella y normal.”

Desde entonces, la Fundación Misr El Kheir ha implementado en la escuela de Wafaa cursos para los educandos en edad de escolarización en la secundaria, para que ella y otros alumnos que no pueden asistir a escuelas más alejadas puedan seguir sus estudios.

De la inclusión al empoderamiento

Hoy en día, Wafaa es muy apreciada en la comunidad de su escuela. Sobresale en árabe y en matemáticas, y defiende con ardor la educación de las niñas en su comunidad.

Cuando supo que la Fundación Misr El Kheir ganó el Premio UNESCO 2018 para la educación de las niñas y las mujeres, recordó todo el apoyo que proporcionó a su escuela comunitaria.

“Espero que este premio dará a otras alumnas, como yo, la oportunidad de aprender. Somos miles de niñas y niños los que hacemos frente a estos grandes retos. En mi aldea, poder asistir a la escuela nos hace sentirnos orgullosos, tanto a nosotros como a nuestras familias.”

Wafaa afirma que su objetivo en el futuro es convertirse en docente para poder transmitir lo que aprendió. “Quiero ser capaz de apoyar a mi comunidad, como mismo ella me apoyó a mí.”

Galardonada con el Premio UNESCO 2018 para la educación de las niñas y las mujeres, la Fundación Misr El Kheir se ha comprometido en ampliar el acceso de las niñas a una educación de calidad en las comunidades más desfavorecidas y pobres de Egipto.

Creado en 2015 gracias al apoyo financiero del Gobierno de la República Popular China para recompensar los aportes sobresalientes e innovadores realizados por personas, instituciones y organizaciones con miras a alcanzar progresos en la educación de las niñas y las mujeres.

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