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La UNESCO y otros asociados presentan una campaña de traducción de libros para incitar a la lectura en las clases de la primera infancia durante la crisis de la COVID-19

06/11/2020

La UNESCO presentó recientemente una campaña titulada “Traducir una historia” con el objetivo de incitar a la lectura en las clases de la pequeña infancia durante la crisis de la COVID-19. Esta colaboración entre la Agencia Noruega de Colaboración para el Desarrollo (NORAD), la UNESCO, la Asociación para el Desarrollo de la Educación en África (ADEA), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Alianza Mundial del Libro y otros asociados, tiene como objetivo proporcionar a los niños materiales de lectura en la lengua que utilizan en sus casas.

La UNESCO y sus asociados coordinan la traducción de libros en los países más vulnerables cuyos centros educativos se encuentran cerrados debido a la pandemia de COVID-19. Las obras traducidas son publicadas luego en la biblioteca digital mundial, en forma de ficheros que pueden imprimirse o que se adaptan a los dispositivos digitales. Esta biblioteca se creó con el objetivo de permitir un mayor acceso a los materiales de lectura de alta calidad dirigidos a las clases de la pequeña infancia en lenguas de las que carecen.

Los educandos de algunos países deben hacer frente a numerosos desafíos, como la ausencia o escasa financiación de los programas de alfabetización, los conflictos y las crisis, que impiden que se elaboren materiales de lectura adaptados para los más pequeños. En la escuela, los niños deben utilizar o aprender a veces una lengua que no hablan en sus hogares, y los materiales de lectura proporcionados a los alumnos de primaria están redactados a menudo en una lengua que no utilizan en sus casas. Los estudios han demostrado que, para estimular el gusto por la lectura a lo largo de toda la vida, es preferible que los niños lean en la lengua en que suelen hablar en sus casas.

Más de 1.500 millones de niños continúan su aprendizaje en la casa debido al cierre de las escuelas decidido para frenar la propagación del coronavirus. Esta iniciativa pretende proporcionar un acceso a los niños a materiales de lectura de alta calidad para que puedan aprender en casa en la lengua en que hablan y que comprenden. Gracias a la elaboración de materiales de lectura de alta calidad en todas las lenguas, incluida en aquellas en que generalmente no existen, todos los alumnos tienen la oportunidad de seguir viajando gracias a la lectura desde sus casas.

La biblioteca digital mundial ya propone obras en 71 lenguas, y la UNESCO junto a otros siete países trabajan en traducir muchos más libros para añadir nuevos contenidos. Entre estos países figuran Bangladesh (que comenzó la traducción de libros en bengalí y otras cinco lenguas locales), Camboya (en jemer), Kirguistán (en kirguizo y en ruso), Uzbekistán (con 130 libros que ya han sido traducidos al uzbeko), Palestina (en árabe), Qatar (en árabe) y Tonga (en tongano).

El proceso de traducción se apoya en la participación de traducción voluntarios movilizados por los ministerios de educación de los diferentes países, con el apoyo de la Sede de la UNESCO y de las oficinas fuera de la Sede relacionadas con cada país.

“El proceso es bastante simple: una persona garantiza la traducción, otra la relectura, y luego la publicamos. El Ministerio puede estampar su logotipo en los libros, como en Rwanda (uno de los países experimentales del proyecto junto a Kenya), así como un mensaje que indica que el libro cuenta con la aprobación del Gobierno”, explica Christer Gundersen, director técnico de la biblioteca digital mundial.

Para ayudar a los traductores voluntarios, el equipo de la biblioteca organiza webinarios nacionales de traducción de tres horas de duración o webinarios destinados a varios países que utilizan la misma lengua. Según las necesidades, los webinarios incluyen una sesión virtual suplementaria de seguimiento y de preguntas y respuestas. El equipo de la biblioteca anima los webinarios en estrecha cooperación con la UNESCO y otros asociados. Cada webinario permite que los traductores intercambien a través de plataformas virtuales mediante instrumentos en línea para comenzar la traducción propiamente dicha. El equipo de la biblioteca está a la disposición de estos para responder cualquier pregunta antes, durante y después del webinario.

Los traductores también tienen acceso a las orientaciones y los tutoriales detallados para ayudarlos a lo largo del proceso. Las únicas condiciones que deben cumplir los voluntarios es la de poseer un buen dominio del inglés y de la lengua final, así como disponer de una conexión de Internet fiable para poder acceder a la plataforma de la biblioteca digital mundial. Los libros se traducen del inglés a las otras lenguas. La plataforma de la biblioteca permite actualmente que se traduzcan obras en más de 320 lenguas, y el equipo de apoyo verifica antes que la plataforma sirva de apoyo a la traducción en cada una de las lenguas finales.

“Un traductor eficaz dedica normalmente menos de una hora a cada libro. A veces, treinta minutos bastan. Estos libros para niños contienen en realidad muchas ilustraciones y los textos suelen ser bastante cortos”, precisa Christer Gundersen.

Una vez terminada la traducción, otro voluntario se encarga de la relectura, de manera que cada libro pasa entre las manos de al menos dos traductores.

Las obras traducidas no se ponen automáticamente a disposición del público en la biblioteca digital mundial, ya que las normas de calidad específicas se aplican a todos los contenidos publicados en la plataforma.

Finalmente, cuando las instituciones gubernamentales llevan a cabo una labor preparatoria y ponen las competencias a disposición de esta, es posible garantizar que los libros traducidos respondan a las normas de los planes educativos, algo que facilita su rápida aprobación para un uso posterior en las clases.