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¿Los países están listos para reforzar la resiliencia de los educandos en tiempos de crisis?

24/11/2020

La pandemia de COVID-19 ha revelado la fragilidad y la interdependencia de nuestro mundo, que ha afectado a todos los países, a todas las comunidades y a todas las familias, y acarreado una crisis socioeconómica mundial sin precedentes.

Al afectar a cerca de 1.600 millones de educandos, provocar el cierre de los centros educativos de la noche al día y transformar los sistemas sanitarios públicos y la educación de todo el mundo, la COVID-19 nos ha obligado a repensar, entre otras, la manera en que enseñamos y aprendemos, trabajamos, comunicamos y consumimos.

Desde que comenzó el nuevo año escolar, y tras un aumento de la tasa de abandono escolar vinculado a la incertidumbre constante, numerosos centros educativos tienen dificultades para garantizar que la educación continúe. En consecuencia, es más necesario que nunca de otorgar al aprendizaje todo su sentido de pertenencia. Esto significa que hay que redoblar los esfuerzos para reforzar las competencias cognitivas, sociales y emocionales, así como los comportamientos responsables capaces de preparar a los jóvenes para prevenir y hacer frente a las crisis futuras.

No obstante, según un estudio reciente publicado por la UNESCO, los países no se encuentran realmente en plena capacidad para asumir esta tarea.

El estudio titulado “Los contenidos pedagógicos vistos de cerca: examinar las dimensiones del aprendizaje de la educación para el desarrollo sostenible y la educación para la ciudadanía mundial” (también disponible en francés y que contiene datos estadísticos) revela las desigualdades en la importancia concedida a las dimensiones socioemocionales y comportamentales del aprendizaje de la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM) y la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), desde la enseñanza preescolar hasta el nivel de segundo ciclo de enseñanza secundaria.

¿Qué representa esto en la práctica y para los educandos en tiempos de COVID?

El estudio, que aborda diez países de las cinco regiones del mundo de la UNESCO que han asumido compromisos políticos relativamente sólidos en materia de ECM y de EDS – Costa Rica, Japón, Kenya, Líbano, México, Marruecos, Portugal, República de Corea, Rwanda y Suecia – revela que, a pesar de los esfuerzos de los diferentes gobiernos para garantizar el equilibrio entre todas las dimensiones del aprendizaje a todos los niveles de la enseñanza, persiste aún una pérdida relativa de las dimensiones emocionales y comportamentales del aprendizaje a medida de que los alumnos avanzan de la enseñanza preescolar hasta el segundo ciclo de la enseñanza secundaria. Esto constituye un desafío, no solo porque estas dimensiones sean importantes en sí mismas, sino porque es crucial fomentar las competencias socioemocionales de los niños y jóvenes, en particular durante los periodos de crisis en que muchos han padecido aislamiento y ansiedad.  Es decir, también es importante hallar un equilibrio entre estas tres dimensiones del aprendizaje, ya que el aprendizaje suele mejorar generalmente cuando se toman en cuenta los aspectos socioemocionales de un educando, o cuando las pedagogías participativas y centradas en la acción se utilizan para despertar el interés de los educandos de manera notable.

En Kenya, en donde las escuelas permanecerán cerradas hasta enero de 2021 debido a la pandemia, la ECM y la EDS ya se consideran cruciales para disminuir las tensiones sociales, la polarización política, el extremismo violento, las injusticias sociales y los conflictos.

La Sra. Mary, una de las especialistas que participó en el estudio, directora de programas educativos en Kenya y miembro de la Comisión Nacional de Kenya ante la UNESCO, observó de cerca los efectos positivos del aprendizaje global que promueven la ECM y la EDS. La Sra. Kangethe lo considera importante para contrarrestar las repercusiones negativas en los niños del cierre prolongado de las escuelas. 

“Las aulas de Kenya suelen ser espacios relativamente abiertos, e incitamos a las escuelas para que permitan que los niños pregunten y expresen realmente sus puntos de vista. Por su parte, los docentes deben ser un ejemplo para todos sus alumnos. Esperamos que las escuelas utilicen este enfoque de manera adecuada cuando vuelvan a abrir, con miras reforzar la resiliencia de los niños ante la pandemia”, afirmó la Sra. Kangethe.

El estudio – validado por la publicación de la UNESCO y el MGIEP Rethinking Learning  (Repensar el aprendizaje) – estima que si las políticas y los programas educativos vinculados a la ECM y a la EDS no incitan a una experiencia diversificada, sino que hacen más bien hincapié de manera desproporcionada exclusivamente en los rendimientos escolares o en el aprendizaje socioemocional, no podrán generar de manera eficaz los cambios necesarios para preparar a los alumnos a desarrollarse en un mundo cada vez más inestable y complejo.  

En consecuencia, el informe recomienda que las partes interesadas del ámbito de la EDS y la ECM velen por que las tres dimensiones reciban mayor y mejor atención por parte de los planes de estudio, los manuales, las directivas dirigidas a los docentes y las pedagogías recomendadas en todas las asignaturas relacionadas con estas.

La nota temática de la UNESCO en materia de promoción del bienestar socioemocional de los niños y jóvenes durante las crisis, que reúne prácticas idóneas, consejos prácticos y enlaces hacia otros documentos, proporciona orientaciones suplementarias sobre cómo aplicar esta recomendación.

Rethinking Learning, la publicación del Instituto Mahatma Gandhi de Educación para la Paz y el Desarrollo Sostenible de la UNESCO examina las últimas investigaciones en materia de aprendizaje socioemocional, repercusión en la salud de los alumnos y el entorno escolar, y su papel transformador en la creación de aulas más sanas.