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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Editorial

Editorial

Periodo de placeres y exaltación, la juventud también es un momento de desafíos. Finalizar los estudios, encontrar un empleo, una vivienda: si no era sencillo antes de la pandemia, resulta aún más difícil en los tiempos que corren. Además de sembrar la incertidumbre entre los jóvenes, la crisis sanitaria ha alterado su vida social y les ha impedido desarrollar el círculo de amistades y apoyos imprescindibles para su bienestar.

La crisis ha afectado profundamente también su trayectoria académica. Casi un 75% de los alumnos de 8 a 19 años fueron afectados por el cierre de sus centros docentes, y un 13% de ellos quedaron completamente privados de cursos, de profesores y de cualquier tipo de educación porque la educación a  distancia era imposible. Además, se ha reducido la financiación de la educación, y es previsible que las desigualdades subsistan los años venideros. 

En el plano del empleo la juventud también se ha visto penalizada, y el desempleo afecta al 8,7%. Todo esto ha tenido también hondas consecuencias en su salud mental. En Estados Unidos un 75% de los adultos jóvenes presentan síntomas de problemas psicológicos. Un 25% de ellos admiten haber incrementado su consumo de drogas o de medicamentos para hacer frente al estrés de la pandemia, y otro 25% confiesa haber pensado en el suicidio.

A pesar de este panorama sombrío, albergo la firme esperanza de que la resiliencia de la que dan muestra los jóvenes les permita salir fortalecidos de la crisis. En efecto, hoy como ayer, están dispuestos a luchar para impulsar un cambio. No aceptan las crecientes desigualdades en materia de ingresos y oportunidades. Están en primera línea del combate a favor del medio ambiente. Militan a favor de la solidaridad y del apoyo a los más vulnerables. Son ardientes defensores de la democracia. Son la fuerza motriz de varios movimientos sociales.

Aquí, en la UNESCO, tengo la oportunidad de comprobar a diario y de primera mano cómo el entusiasmo y la inteligencia de los jóvenes contribuyen a encontrar soluciones no sólo para sus propios problemas, sino, como se ve en sus campañas, para el beneficio de la comunidad.

En estos momentos en que empezamos a remediar los estragos causados por la pandemia y las políticas que la han agravado, les invito a comprometerse con la juventud para obtener mejores resultados de cara al futuro.

Gabriela Ramos
Subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO