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¿Llegó el futuro antes de que estuviéramos preparados para ello?

Noah W. Sobe — 23 marzo 2020

El espacio LAB de Ideas de los futuros de la educación está diseñado para destacar visiones académicas y foros sobre temas que se exploran como parte de la iniciativa Los futuros de la educación de la UNESCO. Las ideas expresadas aquí son las de los autores; no son necesariamente las de la UNESCO y no comprometen a la Organización.

Cuadro de cita: "Hemos recibido una lección objetiva sobre cómo hacer frente a la incertidumbre: no luchando por tener el control, sino desarrollando resiliencia, sabiduría, creatividad, inclusión, diversidad." - Noah W. Sobe

Al poner en marcha la nueva iniciativa emblemática de la UNESCO Los futuros de la educación, y prestar servicios de secretaría a la Comisión Internacional creada a esos efectos, muchos de los que trabajamos en la UNESCO hemos pasado los últimos 12 meses pensando en los futuros previstos, probables y posibles para la humanidad y el planeta. Poniendo como horizonte de referencia el año 2050, elaboramos largas listas de desafíos y temas clave que deberían considerarse. Estos abarcaban desde la crisis climática y la devastación ambiental, hasta los movimientos sociales y el futuro de la democracia, pasando por la inteligencia artificial y el cambiante mundo del trabajo. En nuestras listas incluimos, por ejemplo, la mayor esperanza de vida, la biotecnología y lo que Yuval Harari recientemente acuñó como la “capacidad de hackear humanos”. Pero no añadimos un futuro marcado por una pandemia a escala mundial.

En parte, este hecho es un recordatorio transcendental que el futuro es intrínsecamente e indudablemente desconocido. Hemos recibido una lección sobre cómo hacer frente a la incertidumbre: no luchando por tener el control, sino desarrollando resiliencia, sabiduría, creatividad, inclusión, diversidad y las muchas otras prácticas y valores que ayudan a los individuos y las sociedades a adaptarse a un mundo cambiante. El objetivo no es solo adaptarse, sino también crear un mundo mejor. 

Tal vez deberíamos haber sido más sensatos y haber previsto esto. Todos deberíamos haber leído el libro de David Quammen titulado Contagio (2012) sobre la propagación de enfermedades de los animales a los humanos. Las señales de alerta estaban ahí. Podríamos haber estado mejor preparados y haber contado con una investigación financiada adecuadamente, sistemas de salud pública debidamente equipados y un enfoque más maduro respecto a la forma de compartir el planeta simbióticamente.

¿Y qué habremos aprendido acerca de nuestra preparación para el futuro?

Hoy en día, en todo el mundo, la gente se pregunta por los efectos a largo plazo del distanciamiento social y el parón a corto plazo de la vida económica, social, cultural y cívica. ¿Cuál será el futuro de las libertades civiles? ¿Y el de los derechos humanos? Lo que la crisis de la COVID-19 y la respuesta mundial supondrán para el futuro de la educación y el aprendizaje es una cuestión urgente, y no solo para la UNESCO y los líderes de escuelas. Es algo a lo que se enfrentan los padres, los niños y los educandos de todas las edades. Este es “un momento de oportunidad forzada”, según se exponía en un artículo reciente de The Economist. Y, en uno, tres, seis o quién sabe cuántos meses, cuando las escuelas de enseñanza obligatoria vuelvan a abrir sus puertas y las universidades, escuelas técnicas, centros de educación de adultos, etcétera reanuden sus operaciones habituales, ojalá todos hayamos salido beneficiados. En el mejor de los casos, habremos aprendido más sobre cómo hacer que el aprendizaje a distancia y las herramientas digitales funcionen mejor para los estudiantes y el bien público. También habremos aprendido más sobre todo lo valioso que sucede en las escuelas en presencia de los docentes y otros educandos.

¿Y qué habremos aprendido acerca de nuestra preparación para el futuro? Para empezar, que muchas de las señales de alerta ya las tenemos delante. Sí, preocupémonos porque los robots nos quitan el trabajo y relacionémoslo con todas las señales de alerta del agravamiento de las desigualdades a escala mundial. Sí, pensemos en el empalme de genes y relacionémoslo con las señales de alerta que la solidaridad mundial y la cooperación multilateral están en declive. Quizá la humildad ante lo desconocido, la aceptación de la indeterminación y los compromisos renovados de colaborar justamente sean lo que nos haga estar más preparados para el futuro.

Noah W. Sobe es oficial superior de proyectos en el programa de Investigación y Prospectiva en Educación de la UNESCO. Es ex presidente de la Sociedad de Educación Comparada e Internacional (CIES) y ocupa un cargo docente como profesor de Estudios Culturales y Educativos en la Universidad Loyola de Chicago. Este artículo fue publicado simultáneamente en el blog de la Red sobre las políticas y la cooperación internacionales en educación y formación (NORRAG), el 23 de marzo de 2020. 

 

Citar este artículo (formato APA)
Sobe, N. W. (23 de marzo de 2020) ¿Llegó el futuro antes de que estuviéramos preparados para ello?. LAB de Ideas de Los Futuros de la Educación de la UNESCO. Recuperado de https://es.unesco.org/futuresofeducation/sobe-llego-el-futuro

Citar este artículo (formato MLA)
Sobe, Noah W. "¿Llegó el futuro antes de que estuviéramos preparados para ello?". LAB de Ideas de Los Futuros de la Educación de la UNESCO. 23 de marzo de 2020, https://es.unesco.org/futuresofeducation/sobe-llego-el-futuro

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