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Press release

Los Estados Miembros de la UNESCO se unen para aumentar la inversión en educación

10/11/2021

Los jefes de Estado y de Gobierno y los ministros de Educación de más de 40 países adoptaron el miércoles la Declaración de París: un llamamiento mundial iniciado por la UNESCO y Francia para aumentar la inversión en educación tras la crisis de la COVID-19.

En el fragor de la pandemia, 1.600 millones de niños y adolescentes quedaron fuera de la escuela. De ellos, 500 millones de estudiantes, principalmente en países del Sur, no tienen acceso a la enseñanza a distancia. La UNESCO se movilizó rápidamente reuniendo a los Estados, las organizaciones internacionales y las empresas en el seno de una Coalición Mundial por la Educación, que permitió garantizar la continuidad educativa en 112 países.

A pesar de esta movilización sin precedentes, la situación sigue siendo preocupante. Según el último recuento de la UNESCO, las escuelas siguen cerradas total o parcialmente en 65 países, lo que afecta a 750 millones de alumnos. 

En los países en los que se están reabriendo las escuelas, también es preocupante que algunos niños no vuelvan a clase. Este es el caso, sobre todo, de las niñas, cuya escolarización ya era un frágil logro en algunos países de renta baja. La UNESCO calcula que 11 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de no volver a la escuela después de la pandemia.

Estos riesgos para la escolarización de los niños se inscriben en un contexto mundial de falta de inversión en educación. Desde 2015, los Estados Miembros de la UNESCO acordaron financiar la educación a un nivel de entre el 4 y el 6% del PIB o entre el 15 y el 20% del gasto público, pero la mayoría de los países aún no han alcanzado este umbral. Además, parece que sólo el 1% del importe de los paquetes de estímulo posteriores a la COVID-19 se destina a la educación en los países de bajos ingresos y sólo el 2,9% en los países desarrollados.

Un acuerdo para impulsar la inversión

El miércoles, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, y Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa, copresidieron una reunión de jefes de Estado y ministros de Educación de más de 40 países, con el objetivo de reforzar el compromiso político mundial y nacional con la educación.

La pandemia de la COVID-19 ha venido a subrayar para todo el mundo la importancia crucial de la educación como bien público mundial. En medio de la crisis, la coalición internacional iniciada por la UNESCO permitió responder a las necesidades más urgentes. Así, pudimos ayudar a más de 400 millones de estudiantes y 12 millones de profesores en 112 países. Hoy, aunque parezca que la urgencia inmediata de la crisis ha pasado, nuestra movilización debe continuar. Es imperativo que demos prioridad a la educación como la inversión más poderosa para nuestro futuro común. Si no invertimos en educación ahora, el coste será mucho mayor para las generaciones venideras.

Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO

Con la pandemia, también hemos experimentado una crisis educativa de una magnitud sin precedentes, que se suma al reto de lograr el acceso universal a una educación de calidad. En el punto álgido de la crisis, a finales de marzo de 2020, el 90% de los escolares del mundo, es decir, más de 1.600 millones de alumnos, tuvieron sus escuelas cerradas. Este choque golpeó duramente a los niños más vulnerables, especialmente a las niñas. En Francia y en todo el mundo, nos comprometemos a hacer del acceso a la educación una prioridad. Porque la escuela es el mejor lugar para construir un proyecto común y un destino compartido para nuestras sociedades. La escuela es la victoria de la Ilustración y la ciencia sobre todas las formas de oscurantismo. Es esta vieja idea, tan joven, llevada por quienes creen que la razón está presente en cada niño y debe ser acompañada.

Emmanuel Macron, Presidente de la República Francesa

Estos intercambios condujeron a la adopción de la Declaración de París sobre la Educación. En el texto, los Estados participantes se comprometen a mejorar las inversiones recurriendo a la financiación pública y a la cooperación público-privada. También piden que se aumente la ayuda internacional a la educación, convirtiéndola en una prioridad para alcanzar el objetivo del 0,7% del PNB de los donantes para la ayuda oficial al desarrollo.

Un Informe de la UNESCO para repensar los futuros de la educación

El mismo día, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, y Sahle-Work Zewde, Presidenta de Etiopía, presentaron el nuevo Informe prospectivo sobre la educación. Resultado de dos años de trabajo de una comisión internacional independiente, se basa en las contribuciones de más de un millón de ciudadanos y en la experiencia de 400 Escuelas Asociadas y 200 Cátedras UNESCO en todo el mundo.

Con el título “Repensar juntos nuestro futuro: un nuevo contrato social para la educación” (en inglès), el informe pide que se reformen los planes de estudio y los métodos de enseñanza para tener en cuenta tres grandes cambios recientes en nuestras sociedades: los relacionados con la mundialización, el desafío climático y la revolución digital. En particular, propone:

  • una educación basada en los derechos humanos y el respeto a la diversidad cultural 

  • la integración de la educación ambiental en todos los programas escolares,

  • la enseñanza de las herramientas digitales para permitir tanto su dominio manual como para inculcar a los alumnos el espíritu crítico y la distancia necesarios para su correcta utilización.

La elección que nos espera es difícil. O seguimos por un camino insostenible, o cambiamos radicalmente de rumbo. Creo firmemente que la educación es una de nuestras herramientas más valiosas para construir un futuro sostenible. Acojo con satisfacción este informe de la UNESCO como una contribución vital a los debates que deben tener lugar en la ONU y en todo el mundo. Es una referencia fundamental para la Cumbre sobre la Transformación de la Educación prevista para el segundo semestre de 2022.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU