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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

Chile, pionero en la protección de los "neuroderechos"

El país está en proceso de convertirse en el primero del mundo en legislar sobre las neurotecnologías e inscribir en su Constitución los "derechos del cerebro".

Lorena Guzmán H.

Periodista en Santiago de Chile.

En 2021 el Senado chileno aprobó por votación unánime un proyecto de ley que modifica la Constitución para proteger los derechos del cerebro o "neuroderechos". La Cámara de Diputados revisó y votó esta legislación en septiembre de este año. Ahora tiene que ser promulgada por el presidente de la República.

Si el proceso llega a su fin, Chile se convertirá en el primer país que se dota de una legislación encaminada a proteger la integridad mental, el libre albedrío y la no discriminación en el acceso de los ciudadanos a las neurotecnologías. Su objetivo es dar el estatuto de órgano a los datos personales para que no puedan ser objeto de tráfico o de manipulación.

Paralelamente, se está examinando una reforma constitucional que modifica el artículo 19 de la Carta Magna, la Constitución del país, para “proteger la integridad y la indemnidad mental de los avances y capacidades desarrolladas por las neurotecnologías”.

La adopción de tal arsenal jurídico puede parecer prematura a la vista del desarrollo de las neurotecnologías, todavía limitadas en su capacidad de actuar sobre el cerebro humano. Pero los expertos ya han dado la voz de alarma e insisten en la capacidad de empezar a legislar la generalización de actividades intrusivas, mientras los progresos en el ámbito de las neurotecnologías no dejan de acelerarse.

En abril pasado la empresa Neuralink, propiedad de Elon Musk, público un video donde se ve a un mono jugando a un videojuego con la mente. La tecnología utilizada, una interfaz cerebro-máquina, todavía se encuentra en sus comienzos, pero abre la vía a infinidad de aplicaciones.

Chile podría convertirse en el primer país en dotarse con una legislación para proteger la integridad mental

Desviaciones peligrosas

A causa de esa velocidad en el desarrollo de la tecnología, hace tres años la Comisión de Desafíos del Futuro del Senado de Chile comenzó a interesarse por las neurotecnologías. Impulsada por la visita de Rafael Yuste, neurobiólogo y uno de los iniciadores de la iniciativa Brain, la apuesta estadounidense para mapear el cerebro humano, la Comisión comenzó a preocuparse del riesgo que estos avances podrían ocasionar para la seguridad humana y el libre albedrío.

Porque aunque el desarrollo de las neurotecnologías es mensajero de esperanza para muchos enfermos, sobre todo para quienes padecen parálisis o enfermedades degenerativas como el Parkinson o el Alzheimer, también abre la puerta a la manipulación del cerebro humano.

“Es necesario avanzar en la regulación", alerta Guido Girardi, senador y presidente de la comisión Desafíos del Futuro del Senado, y uno de los impulsores de la normativa. "Ya existen tecnologías que podrían leer directamente el cerebro, lo que se piensa y siente, pero también implantar sentimientos que no son los propios".

Más que la tecnología propiamente dicha, o de su estado actual de desarrollo, lo que suscita inquietud son sus aplicaciones potenciales. “Si esperamos a que (la tecnología) madure, puede que no logremos regularla jamás”, advierte por su parte Carlos Amunátegui, académico de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y uno de los expertos citados por la comisión Desafíos del Futuro para redactar los proyectos.

“Es ingenuo pensar que no habrá aplicaciones comerciales”, asegura por su parte Pablo López-Silva, psicólogo y académico de la Universidad de Valparaíso. "Si bien estos desarrollos no representan un problema en sí mismos, al no estar regulados pueden traspasar límites peligrosos".

Dichas aplicaciones, explica, podrían ser pirateadas o contener "neurocookies”, que les permitirían identificar las preferencias de compra de una persona e implantar otras nuevas.

La legislación ha de ser lo suficientemente amplia como para que se pueda adaptar a la evolución tecnológica

Vacío jurídico

Chile no es el único país que se inquieta por el vacío jurídico que rodea a las neurotecnologías. España, Estados Unidos, Francia y, más recientemente, Argentina ya han comenzado a estudiar el tema, e incluso las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos han puesto esfuerzos en ello.

Pero la tarea es compleja. Hace falta que la legislación sea lo suficientemente amplia como para que pueda adaptarse a la evolución de nuevas tecnologías al tiempo que garantice la protección de los ciudadanos. “Ahora bien, en los proyectos en discusión no queda bien explicado qué es la actividad mental o la conexión neuronal”, advierte Pedro Maldonado, director del Departamento de Neurociencia e investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

La cuestión puede parecer teórica, pero es crucial en la medida en que las neurociencias se sitúan en la frontera entre la actividad cerebral y  lo que crea la propia identidad del individuo. “Somos mucho más que actividad neuronal, pero claramente ésta es necesaria para ser el tipo de persona que somos”, señala el psicólogo Pablo López-Silva.

La legislación relativa a la regulación de las neurociencias plantea también la cuestión de los permisos. Antes de dar su autorización a una aplicación que explote los datos sobre sus costumbres, el ciudadano/consumidor tiene que poder decidir con conocimiento de causa, esto es, sabiendo exactamente cómo van a utilizarse esos datos. Por ello es indispensable que las informaciones sean realmente asequibles para todos, señala el especialista.

Indispensable igualmente que todo el mundo, sin discriminación posible, pueda beneficiarse de los avances generados por las neurotecnologías y que no acaben siendo asunto de una minoría.

Pero, “¿cómo asegurar un acceso equitativo a esta tecnología? No está claro aún”, se inquieta Pedro Maldonado.

Lectura complementaria:

Audrey Azoulay: aprovechar al máximo la inteligencia artificial, El Correo de la UNESCO, julio-septiembre 2018

 

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