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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

En China, renace la esperanza para los “niños de las estrellas”

Los adelantos de las neurociencias, combinados con el poder neuroquímico de la acupuntura, ofrecen nuevas pistas terapéuticas para los niños autistas.

Zhang Rong y Han Ji-sheng

Profesora adjunta del Instituto de Investigaciones Neurocientíficas de la Universidad de Peking en Beijing, Zhang es confundadora del Centro de Investigaciones sobre el Autismo del Centro de Ciencias de la Salud de esta universidad.

Fundador del Instituto de Investigaciones Neurocientíficas y miembro de la Academia de Ciencias de China, Han Ji-sheng es una autoridad en materia de acupuntura y desempeña también otros cargos prominentes. 

La dolencia que hoy denominamos autismo era ya objeto de estudio en China desde el siglo VII. Bajo la dinastía Sui (581-618 de nuestra era), el médico imperial Chao Yuanfang describió en su obra Zhubing Yuanhou Lun (De la etiología de las enfermedades) el fenotipo llamado hun se (cabeza aturdida) y yu chi (retraso del lenguaje), explicando que “se manifestaba clínicamente por la incapacidad de hablar y el retraso del desarrollo neuronal del niño”.

Pero no fue hasta 1943, cuando el pedosiquiatra Leo Kanner, del hospital Johns Hopkins de Estados Unidos, describió por primera vez el “autismo infantil precoz”, que este trastorno fue definido claramente en los anales de la medicina.

En 1988, el éxito clamoroso de la película de Barry Levinson Rain Man, una de las primeras representaciones del autismo en la pantalla, contribuyó en gran medida a sensibilizar al gran público a esta enfermedad.

En 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad que se declarase el 2 de abril Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo con el fin de atraer aún más la atención pública sobre este trastorno, aunque la visión que aporta es simplista.

Cada vez se diagnostica más algún trastorno del espectro autista (TSA, por sus siglas en inglés) a niños de todo el mundo, una patología del desarrollo de aparición precoz que se encuentra en el origen de problemas persistentes de comunicación e interacción social, así como de comportamientos repetitivos estereotipados. Según la Organización Mundial de la Salud, los TSA afectan casi a uno de cada 160 niños.

Al igual que ocurre en la mayoría de los países del mundo, el autismo afecta a muchas familias chinas. Eso las coloca a menudo en situaciones difíciles, tanto en el plano económico como en el emotivo, sin que ningún tratamiento terapéutico específico esté disponible en las clínicas. 

Según la OMS, los trastornos del espectro autista afectan aproximadamente a uno de cada 160 niños

Toma de conciencia

Desde 1982, fecha en que el concepto apareció por primera vez en la literatura médica gracias a la pluma de Tao Guotai, psiquiatra del Hospital del Cerebro de Nanjing, la sensibilización a esta patología ha aumentado considerablemente en China.

El diagnóstico también ha evolucionado. El apoyo gubernamental ha permitido que las familias afectadas reciban mejores atenciones. Al mismo tiempo, la investigación ha realizado progresos importantes. Expertos en los ámbitos de la pedosiquiatría, la reeducación, la genética, la psicología cognitiva y las neurociencias han llevado a cabo estudios inspirándose en las buenas prácticas de otros países.

En fechas más recientes, los rápidos adelantos de la genética han permitido identificar a más de 200 genes como causas probables de los TSA. Asimismo, se han definido diversos factores de riesgo medioambientales. Esos trastornos complejos provocan alteraciones estructurales y funcionales en el cerebro, que generan los fenotipos conductuales del grupo TSA.

Los estudios clínicos han demostrado la eficacia de la acupuntura en el tratamiento del autismo

Una alternativa prometedora

A falta de un remedio realmente capaz de curar los TSA, y habida cuenta de los efectos indeseables de las terapias médicas existentes, durante mucho tiempo se creyó que la reeducación de la conducta precoz era la única opción.

Pero los estudios clínicos confirmaron la eficacia de la acupuntura como terapia alternativa. China está a la cabeza de la investigación sobre las aplicaciones terapéuticas de esta técnica tradicional autóctona, que desde hace miles de años se emplea para tratar el dolor y otras enfermedades funcionales.

Bajo la dirección de Han Ji-sheng (coautor de este artículo) un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Beijing lleva a cabo desde 1965 investigaciones fundamentales y clínicas sobre esta terapia, para determinar si la acupuntura -reconocida por sus efectos analgésicos, obtenidos al estimular la liberación de péptidos opioides endógenos- podría atenuar los síntomas del autismo en los niños.

En 1997, Zhang Suikang, célebre experto en medicina tradicional china de la provincia de Jiangsu, señaló por primera vez la eficacia de la acupuntura en el tratamiento del autismo infantil. En 1998, varios estudios definieron los vínculos entre los TSA y la oxitocina.

Nuestro colaborador Keith Kendrick fue el primero que señaló, en 1987, la función de esta hormona en el comportamiento materno y los nexos entre madre y cría en las ovejas. Posteriormente, se descubrió que la oxitocina y la arginina vasopresina (AVP), un nonapéptido similar, contribuían a mejorar la conducta en materia de reconocimiento, aprendizaje, memoria, recompensa, empatía, confianza y adhesión social, al actuar sobre los receptores distribuidos en las diversas regiones del cerebro que regulan el comportamiento social.

Las investigaciones realizadas en los últimos diez años han demostrado que la estimulación eléctrica periférica puede provocar la liberación de distintos neurotransmisores y neuropéptidos en el sistema nervioso central, entre otros la oxitocina y la AVP.

En un estudio iniciado en 2008, empleamos una técnica derivada de la acupuntura, la estimulación eléctrica transcutánea de puntos de acupuntura, para tratar durante tres meses a niños que padecían TSA. En total, 246 niños afectados por TSA participaron en el estudio, cuyos resultados preliminares son alentadores.

Los resultados indicaron que este método, combinado con la readaptación, puede suplir de manera satisfactoria los déficits en materia de comunicación e interacción social, sensaciones, inteligencia, rechazo alimentario e incluso de ansiedad en los niños que padecen TSA, en comparación con las intervenciones de acompañamiento.

La acupuntura está reconocida como un medio seguro, económico y eficaz de tratar las enfermedades funcionales. No obstante, todavía queda mucho por hacer para verificar y comprender su aplicación en el tratamiento del autismo. Hace falta mejorar sobre todo los conocimientos sobre cómo las señales de acupuntura afectan al centro regulador de las interacciones sociales situado en el cerebro y descifrar los circuitos y mecanismos que sustentan el comportamiento social.

En 2021, el gobierno chino anunció el comienzo de un proyecto titulado “La ciencia del cerebro”. Esta iniciativa tiene por objeto estudiar las bases neurológicas del conocimiento humano y, al mismo tiempo, contribuir al tratamiento de las enfermedades cerebrales.

Este esfuerzo es importante, sobre todo por la comprensión de la diversidad conductual. Pero merece la pena, si queremos que algún día “los niños de las estrellas” lleguen a ser parte integral de nuestra familia humana.

Lecturas complementarias

Estrellas después de la lluvia, El Correo de la UNESCO, enero de 2000

La aventura interior, El Correo de la UNESCO, marzo de 1993

 

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