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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

Dalia Al-Najjar: “Yo escogí el optimismo"

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Dalia Al-Najjar, Embajadora de Buena Voluntad de la ONG “Children of Peace International”.

Una "niña de la guerra" dedicada a la paz

Mary de Sousa

“Estaba tan enojada que hubiera querido volar el planeta entero para hacerlo añicos. Pero me calmé, decidí hacer oídos sordos a los cantos de las sirenas del mal y escogí la lucha por la paz”.
 
Así habla Dalia Al Najjar, una refugiada palestina de 22 años que ha sobrevivido en su joven existencia a un bloqueo y dos conflictos armados, dedicando los precarios intervalos de tregua y alto el fuego a estudiar, trabajar como voluntaria, crear un blog para relatar la lucha diaria por la vida en Gaza… y pensar en un futuro distinto.
 
Dalia dedica gran parte de sus energías a cumplir con su misión de Embajadora de Buena Voluntad de “Children of Peace”, una organización caritativa apolítica dedicada a crear una atmósfera de confianza, amistad y reconciliación entre niños y adolescentes palestinos e israelíes de 4 a 17 años, así como entre las  comunidades a las que pertenecen.
 
Nos cuenta que en su carácter, forjado entre la ira y la esperanza, influyó mucho el gran valor que su familia siempre ha otorgado a la educación. Esto le sirvió para hacer realidad sus sueños, sobre todo el de buscar soluciones para acabar con el odio y la violencia. “En mi familia –dice– se repetía sin cesar que la educación era fundamental”. 
 
Cuando tenía 12 años Dalia vivió el bloqueo de la Franja de Gaza, justo antes de que estallaran dos terribles conflictos armados. “Estaba en séptimo grado –recuerda– cuando estalló el primer conflicto. No entendía nada y me preguntaba por qué la gente se mata entre sí. Creí que aquello iba a durar tan solo unas semanas”.
 
Pese a las dificultades, Dalia prosiguió sus estudios hasta licenciarse en gestión de empresas por la Universidad Islámica de Gaza. No le fue fácil estudiar estando siempre pendiente de los cortes de luz intempestivos. “Por ese entonces –relata– nunca iba a la escuela sin haber visto antes el noticiero, y todo dependía de los apagones. Me levantaba por las noches cuando volvía la electricidad o hacía los deberes a la luz una vela,dañándome la vista y peleándome además con mi hermano y hermana porque teníamos solo una para los tres”.
 

“Guerras y Paz”, ilustración perteneciente al fondo documental de la red internacional de caricaturistas de prensa “Cartooning for Peace”, apoyada por la UNESCO.
 
La guerra de 2014 fue un hito crucial en la vida de Dalia. “Después de ese conflicto –dice– se me aclararon las ideas y decidí luchar por que nadie sufriera lo que yo he sufrido. Escogí la alegría de vivir, porque sin optimismo la vida no vale nada, y yo no estaba dispuesta a renunciar a ella”.
 
Dalia obtuvo una beca para estudiar algunos meses en Estados Unidos, creó un blog y un canal en YouTube e ingresó en la Alianza Mundial de la Juventud (WYA), una agrupación internacional de jóvenes que defiende la dignidad humana y promueve la solidaridad entre países desarrollados y naciones en desarrollo.
 
Pero lo que más cambió la mentalidad de Dalia fue su labor como Embajadora de Buena Voluntad de “Children of Peace”. “Cuando una es palestina –explica– resulta muy fácil acantonarse en su posición y demonizar a la parte contraria. Ahora tengo amigos israelíes y con ellos me he percatado de que hicimos nuestros los relatos divergentes del conflicto que nos inculcaron. Por eso ahora debemos abordarlos juntos, con nuestro propio espíritu crítico.
 
Ser parte en un conflicto induce a tratar como meros objetos a los miembros de la parte adversa, en vez de reconocer los traumatismos padecidos mutuamente”.
Dalia cursa hoy un máster de recursos humanos en Sakarya (Turquía) y está enfrascada en un proyecto inédito. En efecto, en 2017 acudió en calidad de emprendedora por la sostenibilidad de la Tierra (“earthpreneur”) a la conferencia del movimiento “Young Sustainable Impact” (YSI), donde se le pidió que proyectara la creación de una empresa innovadora para contribuir a la consecución de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
 
Cuando supo que en el mundo las enfermedades provocadas por el agua insalubre ocasionan más víctimas que los conflictos armados, contribuyó a fundar la empresa Xyla Water Filtration Technologies, que espera comercializar un filtro de fibras vegetales capaz de abastecer de agua potable durante un año a familias de hasta siete personas por menos de diez dólares.
 
Dalia está entregada a esta tarea en espera de alcanzar su próxima meta: llegar a ser primera ministra de su país. Nada más, ni nada menos.