<
 
 
 
 
×
>
You are viewing an archived web page, collected at the request of United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) using Archive-It. This page was captured on 23:20:07 Mar 15, 2022, and is part of the UNESCO collection. The information on this web page may be out of date. See All versions of this archived page.
Loading media information hide

Un futuro con el que todos podamos vivir: cómo la educación puede abordar y erradicar el racismo

Cecilia Barbieri & Martha K. Ferede — 29 junio 2020

El espacio LABO Ideas de los futuros de la educación está diseñado para destacar visiones académicas y foros sobre temas que se exploran como parte de la iniciativa Los futuros de la educación de la UNESCO. Las ideas expresadas aquí son las de los autores; no son necesariamente las de la UNESCO y no comprometen a la Organización.

Cuadro de cita: "Los sistemas educativos y los establecimientos de enseñanza tienen una función y una responsabilidad importantes en la lucha contra el racismo y su eliminación."
Hoy en día, con el telón de fondo de la pandemia del COVID-19
que ha puesto de manifiesto desigualdades socioeconómicas acusadas
y ha exacerbado el discurso de odio, el mundo también está siendo
testigo de un levantamiento mundial contra el racismo
y la discriminación sistémicos, institucionalizados y estructurales.

El prejuicio es una carga que confunde el pasado, amenaza el futuro y hace inaccesible el presente. - Maya Angelou

Estas palabras pronunciadas por Maya Angelou hace más de 30 años se hacen eco de las injusticias del pasado, aportan seriedad a nuestro presente turbulento y muestran claramente que los prejuicios van en contra de lo que se necesita, en el fondo, para que nos convirtamos en ciudadanos mundiales que promueven y desarrollan futuros justos y pacíficos.

Hoy en día, con el telón de fondo de la pandemia de COVID-19 que ha puesto de manifiesto desigualdades socioeconómicas acusadas y ha exacerbado el discurso de odio, el mundo también está siendo testigo de un levantamiento mundial contra el racismo y la discriminación sistémicos, institucionalizados y estructurales. En casi todos los continentes, desde América del Norte y del Sur hasta Europa y Australia, se están suscitando protestas. No se trata solo de un asesinato sin sentido de un afroamericano desarmado más. Se trata del asesinato sin sentido de millones de personas durante muchos siglos, el trato desigual e injusto, las diferentes formas de violencia, la desigualdad económica y social, la falta de oportunidades, la elaboración de perfiles raciales, la marginación, las microagresiones y las innumerables indignidades de cada día. 

El racismo y la discriminación sistémicos están arraigados en la estructura de la propia sociedad, en los gobiernos, los lugares de trabajo, los tribunales, la policía y las instituciones educativas. El racismo puede ser explícito pero a menudo existe de formas implícitas, sutiles e insidiosas que pueden ser difíciles de precisar. 

Los datos mundiales sobre la educación indican la malignidad del racismo: 

Las políticas disciplinarias de las escuelas afectan desproporcionadamente a los estudiantes negros. En algunos contextos, ya desde preescolar, los niños negros tienen 3,6 veces más probabilidades de ser expulsados temporalmente que los niños blancos, un porcentaje que aumenta hasta cuatro veces más en los 12 años de escolaridad obligatoria. Los estudiantes negros también tienen el doble de probabilidades de enfrentar arrestos relacionados con la escuela y de ser remitidos a las fuerzas del orden (Oficina de Derechos Civiles de la Secretaría de Educación Estadounidense, 2016; Fabello et al., 2011). 

Las expectativas de los docentes difieren según la raza de los estudiantes. Múltiples estudios han encontrado una correlación entre las expectativas de los docentes y los resultados educativos de los estudiantes, incluidos los logros académicos y la finalización de la educación superior (Boser et al., 2014). Sin embargo, las expectativas de los docentes difieren en función de la raza, la situación económica y el origen nacional de los estudiantes. Por ejemplo, los estudiantes de Europa del Este han experimentado varias formas de racismo y bajas expectativas en el sistema escolar del Reino Unido (Tereschenko et al., 2018).

Los estudiantes de grupos étnicos y raciales minoritarios son más propensos a ser etiquetados como “en riesgo”. Por ejemplo, en Quebec (Canadá), los estudiantes de origen caribeño tienen tres veces más probabilidades de ser identificados como estudiantes con discapacidades, desajustes sociales o dificultades de aprendizaje y de ser asignados a clases separadas para estudiantes “en riesgo” (Maynard, 2017).

La asistencia a la escuela y el rendimiento escolar guardan correlación con la raza. Según el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020, aunque en los últimos decenios se han producido avances en el aumento del acceso a la educación, sigue existiendo una desigualdad racial persistente en la asistencia a la escuela y el rendimiento escolar en los países de América Latina. Por ejemplo, en comparación con sus compañeros no afrodescendientes, los índices de asistencia son más bajos para los afrodescendientes de 12 a 17 años (CEPAL, 2019). Según datos del Banco Mundial (2018), los afrodescendientes del Uruguay y el Perú también tienen menos probabilidades de terminar la escuela secundaria que los no afrodescendientes.

Hay discriminación racial entre los estudiantes. En Australia, un estudio del origen de los estudiantes de primaria y secundaria anglo-celtas/europeos, de Asia oriental o sudoriental, aborígenes e isleños del Estrecho de Torres, de Medio Oriente, de las islas del Pacífico y de África determinó que uno de cada tres aseguraba haber sido víctima de discriminación racial por parte de sus compañeros (Priest et al., 2019).

El rendimiento de la educación difiere según la raza. En Sudáfrica, después del apartheid han mejorado las oportunidades educativas, pero ha habido una divergencia en la valoración de la educación. En 2004, las diferencias en el rendimiento de la educación representaron alrededor del 40% de las desigualdades salariales entre los blancos y los africanos (Keswell, 2010). En 2018, el sudafricano negro promedio ganaba cinco veces menos que el sudafricano blanco promedio (Syed y Ozbilgin, 2019).

El racismo es una violación de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) e infringe la Convención relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza de la UNESCO (1960), la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (1965), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989).

El racismo y la discriminación sistémicos están arraigados
en la estructura de la propia sociedad,
en los gobiernos, los lugares de trabajo, los tribunales,
la policía y las instituciones educativas.

Los sistemas educativos y los establecimientos de enseñanza tienen una función y una responsabilidad importante en la lucha contra el racismo y su eliminación por conducto de las siguientes medidas:

Apoyar a las escuelas para que apliquen políticas educativas que fomenten escuelas con integración racial. Se ha comprobado que estas escuelas promueven una mayor cohesión social y relaciones interraciales (Eaton y Chirichigno, 2011).

Formar y contratar docentes que reflejen la diversidad de los estudiantes. Los estudios muestran que, cuando los docentes son un reflejo del alumnado, hay mejores resultados del aprendizaje, mayores expectativas y menos medidas disciplinarias (Egamit et al. 2015).

Examinar el plan de estudios desde múltiples puntos de vista. En primer lugar, las escuelas deberían asignar a la historia, la memoria social y los derechos humanos, así como a las formas de conocimiento indígenas, un lugar central en la enseñanza. Esto nos ayuda a comprender plenamente el pasado y su relación con el presente y a acabar con la perpetuación de los estereotipos. En segundo lugar, los educadores deben reexaminar y revisar los planes de estudios, y los libros de texto en particular, para eliminar las representaciones racistas, las tergiversaciones y las exclusiones históricas.

Tener en cuenta el sesgo implícito. Todos los interlocutores de las instituciones educativas, desde los responsables de la formulación de políticas hasta los dirigentes, pasando por los docentes, el personal y los estudiantes, deberían recibir formación para tomar conciencia de su sesgo implícito: sus prejuicios y creencias inconscientes. La enseñanza reflexiva, las políticas de disciplina justa basadas en datos y el uso de observaciones externas son algunas de las estrategias que las escuelas pueden utilizar para reducir el sesgo implícito (Staats, 2015).

La injusticia del racismo sistémico es un obstáculo importante para el tipo de educación que se necesita para lograr los futuros alternativos preferidos por todos: un mundo en el que las personas puedan vivir juntas pacíficamente como ciudadanos del mundo en sociedades fuertes y justas que valoran la diversidad. Como educadores, ciudadanos y como comunidad global, tenemos mucho trabajo que hacer para velar por que las soluciones propuestas para acabar con el racismo sistémico no queden atrapadas en el sistema que se está examinando, de modo que las causas de la opresión y la desigualdad puedan eliminarse. 

Y, para ello, se necesita un enfoque franco y audaz, como afirmaba António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, en uno de sus últimos mensajes: “La postura de las Naciones Unidas sobre el racismo es muy clara: esta lacra viola la Carta de las Naciones Unidas y degrada nuestros valores fundamentales. Todos los días, en nuestra labor en todo el mundo, nos esforzamos por hacer nuestra parte para promover la inclusión, la justicia y la dignidad y combatir el racismo en todas sus manifestaciones”.

Es hora de entablar conversaciones esenciales y actuar con inspiración e información. 

De ello depende nuestro futuro.

 

Cecilia Barbieri es la jefa de la Sección de Educación para la Ciudadanía Mundial y la Paz de la UNESCO, tras haber trabajado en la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO, donde estuvo a cargo de la Sección de Educación 2030. Lleva desde 1999 colaborado con la UNESCO como especialista en educación, principalmente en África y Asia.

Martha K. Ferede es oficial de proyectos en la Sección de Educación para la Ciudadanía Mundial y la Paz de la UNESCO. Fue docente en una escuela, investigadora en la Universidad de Harvard y docente en Sciences-po.

Citar este artículo (formato APA)
Barbieri, C. & Ferede, M.K. (29 de junio de 2020) Un futuro con el que todos podamos vivir: cómo la educación puede abordar y erradicar el racismo. LABO de Ideas de Los Futuros de la Educación de la UNESCO.  Recuperado de https://es.unesco.org/futuresofeducation/ideas-lab/barbieri-ferede-educacion-erradicar-racismo.

Citar este artículo (formato MLA)
Barbieri, Cecilia and Martha K. Ferede. "Un futuro con el que todos podamos vivir: cómo la educación puede abordar y erradicar el racismo". LAB de Ideas de Los Futuros de la Educación de la UNESCO. 29 de junio de 2020, https://es.unesco.org/futuresofeducation/ideas-lab/barbieri-ferede-educacion-erradicar-racismo.

Contacto

UNESCO Headquarters

7 Place de Fontenoy
75007 Paris, France

División Futuro del Aprendizaje e Innovación

futuresofeducation@unesco.org

Síguenos