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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

Las ciudades africanas entran en acción

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Escena callejera durante la tercera edición del Día Mundial sin Automóvil, el 3 de febrero de 2019, en Addis-Abeba, capital de Etiopía.

Un centenar de ciudades del mundo se ha incorporado a la red C40. ¿Su objetivo? Compartir experiencias en lo relativo a la lucha contra el cambio climático y sus repercusiones y fijarse objetivos ambiciosos en cuanto a la reducción de emisiones de CO2.

Niels Boel y Finn Rasmussen, con Hadra Ahmed

Los habitantes de la capital de Etiopía a veces tienen la impresión de que viven en medio de una ciudad en obras. Como dicen allí: “sales de la casa por la mañana y por la tarde te encuentras con que están trabajando delante de tu puerta”. Addis-Abeba es una plataforma gigantesca y dinámica cuya población ha aumentado de manera exponencial por la llegada masiva de personas que huyen de los conflictos y la falta de oportunidades de las provincias, azotadas por la miseria. De mantenerse el ritmo de crecimiento actual, el número de habitantes se duplicará en los próximos 30 años.

Algunos economistas afirman que Etiopía es el “león africano”, en alusión a los éxitos de los “tigres” asiáticos. Pero esos buenos resultados económicos y el empuje demográfico conexo entrañan un costo.

Y aunque las emisiones de carbono todavía no son demasiado elevadas, Etiopía es uno de los países más vulnerables al cambio climático. La variabilidad de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas suelen provocar sequías y hambrunas recurrentes. Los problemas vinculados a los trastornos climáticos se agravan por la urbanización galopante y la implantación de fábricas como las de las marcas de ropa Calvin Klein o H&M, que se han instalado en el país para aprovecharse de los salarios que allí se pagan, que figuran entre los más bajos del mundo.

En mayo de 2018, Addis Abeba, junto con otras siete metrópolis africanas, se comprometió a reducir sus emisiones de CO2. Para lograrlo, tendrá que replantearse el sector del transporte, la producción de energía y la gestión de desechos.

Mientras tanto, los etíopes se quejan de que la lucha contra la contaminación y los atascos de tráfico no acaba de dar resultados. “La contaminación aumenta y la gente se enferma”, asegura Biniam Getaneh, de 30 años de edad, una de los 3,5 millones de personas que residen en la capital.

Fijar el rumbo de la acción climática

Addis Abeba está afiliada al grupo C40, una red de ciudades que juntas representan más de 700 millones de personas y generan el 25% del PIB mundial, y que desde 2005 colaboran con el fin de reducir sus emisiones de gases de efectos invernadero (GEI).

Para Hastings Chikoko, director regional de la C40 en África, es evidente que las ciudades han de desempeñar una función decisiva en la producción de soluciones y tecnologías innovadoras para afrontar la crisis del clima. “Puesto que acogen a las empresas del sector privado y los organismos de investigación, las ciudades están en una posición privilegiada para proponer medidas innovadoras y mostrar a los gobiernos nacionales que hay medios de adaptarse y atenuar la repercusión del cambio climático que pueden aplicarse en todo el país”.

Chikoko, un economista oriundo de Malawi que posee gran experiencia en este ámbito, señala las iniciativas provechosas que se han llevado a cabo en Accra (Ghana) y Tshwane (Sudáfrica), ciudades donde se han reducido los atascos, mediante fórmulas de transporte que limitan considerablemente las emisiones de CO2.

Aunque reconoce las dificultades con que tropiezan numerosas capitales, especialmente en los países más pobres, Chikoko asegura que se siente optimista al respecto y hace hincapié en que algunas ciudades han decidido superar los objetivos del Acuerdo de París de 2015 (COP21).

La red de ciudades C40 trata de promover a escala nacional iniciativas locales en pro del clima, ayudando a que los representantes municipales se incorporen a los equipos gubernamentales que participan en plataformas internacionales. “Hemos logrado que algunos alcaldes de la C40 formen parte de las delegaciones”, destaca el economista. “Así pueden defender las prácticas idóneas locales y participar en la toma de decisiones”.

En un contexto de recursos escasos, a los ayuntamientos les resulta difícil asignar partidas presupuestarias para sufragar la lucha contra el cambio climático. La C40 apoya el aumento de las capacidades de los responsables urbanos para que puedan acceder a medios alternativos de financiación.

“Durante la cumbre de París, presentamos el mecanismo de financiación de la C40. Examinamos los grandes proyectos y ayudamos a la ciudades a que evalúen los retos y los transformen en proyectos financiables, por ejemplo, mediante el Banco Mundial”.

Otro pilar importante de la red es la transferencia de tecnología. “Algunas soluciones dependen realmente de la capacidad de innovación de las ciudades, como los autobuses ecológicos, la eficacia hídrica, etc. En estos ámbitos las ciudades africanas están rezagadas. También resulta interesante saber qué ciudades están a la vanguardia en materia de limpieza, por ejemplo, y podemos propiciar la transferencia de conocimientos y tecnologías de esas ciudades hacia las metrópolis africanas”.

Un obstáculo adicional para la acción climática a escala urbana es la frecuente carencia de planes adecuados. Uno de los objetivos principales de la C40 es velar por que las ciudades de la red dispongan de datos y mediciones comunes para que puedan evaluar y comparar sus progresos.

El alcalde de Accra, Mohammed Adjei Sowa, obtuvo la ayuda de la C40 para acopiar datos fidedignos e iniciar un plan de gestión de desechos. Cabe señalar que los desechos desempeñan una función considerable y cada vez mayor en lo tocante a las emisiones de carbono.

“El alcalde colabora actualmente con el sector privado en la creación de un servicio eficaz de recogida de basura”, explica Chikoko. “Ese es un ejemplo que podría servir de inspiración a otras ciudades africanas. Primero, prohibir los vertidos ilícitos. Luego, crear un sistema eficiente, que incite a los ciudadanos a adoptarlo”. 

Compartir experiencias

El transporte es otra fuente importante de CO2 y es además el sector en el que las emisiones mundiales de GEI aumentan con mayor rapidez.

La ciudad de Tshwane –creada en el año 2000 mediante la fusión de 13 municipios, entre ellos Pretoria, capital administrativa de Sudáfrica– participa en la red “Transportes en común de la C40”, que congrega a las ciudades del grupo que han innovado en ese ámbito.

“Esta metrópoli de más de tres millones de habitantes trataba de mejorar su red de transporte público; quería hacerla tan cómoda que incitase a los propietarios de automóviles particulares a utilizarla, dejando el coche en casa. Tshwane estableció carriles reservados a los autobuses y es una de las ciudades donde esos vehículos funcionan exclusivamente a base de gas.”

Las experiencias obtenidas en el ámbito del transporte o de la gestión de desechos en las ciudades de la C40, como Tshwane, Accra o Chicago, pueden inspirar a una urbe congestionada y muy poblada como Addis Abeba. Para iniciar su proyecto de crear una red de transporte colectivo rápido, esta ciudad envió una delegación a Tshwane con el fin de estudiar sus resultados.

La mejora del transporte público en Addis Abeba forma parte de la Estrategia etíope de economía verde, inaugurada en 2011. El gobierno de Etiopía, afirma Chikoko, revisa actualmente su política medioambiental a la luz del cambio climático. “Esta revisión abarcará medidas orientadas a mejorar la resiliencia de diferentes ciudades del país para que puedan reducir sus emisiones sin dejar de desarrollarse”.

“La función que desempeña la C40”, termina diciendo, “consiste fundamentalmente en vincular a las ciudades que tratan de aplicar soluciones basadas en la reducción de sus emisiones de CO2 y ayudarles a que se inspiren mutuamente”.

Niels Boel

El politólogo, periodista y escritor danés Niels Boel ha colaborado con los principales medios de prensa de Dinamarca. También es autor de varios documentales sobre el medio ambiente y los derechos humanos (www.vffilm.dk).

Finn Rasmussen

El sociólogo danés de la cultura, Finn Rasmussen trabaja en el sector del desarrollo internacional. Es director del Departamento África de la ONG International Media Support (IMS) y ha escrito varios libros sobre los medios de comunicación y las relaciones internacionales.

Hadra Ahmed

La periodista independiente etíope Hadra Ahmed está afiliada a la Asociación de Periodistas Medioambientales de Etiopía y cubre una amplia gama de temas, vinculados sobre todo al clima.