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La crisis del COVID-19 impulsa una reforma de políticas de las industrias creativas

Los confinamientos han obligado a los artistas y a otros profesionales creativos a adaptarse para mantener con vida su espíritu creativo. Durante la pandemia del COVID-19, las personas han podido reflexionar  sobre lo que es esencial para sus vidas, familias y carreras. En este contexto, el rol de las industrias creativas es aún más importante, y los profesionales están hablando y siendo escuchados. 

Desde 2010, Tailandia está orgullosa de su estrategia de economía creativa, pero no se han adoptado enfoques sistemáticos, ni se aprecian grandes cambios estructurales de políticas. Como en muchos otros sectores, el COVID-19 ha transformado el sector creativo de formas que se creían imposibles hacía apenas unos meses atrás, en términos de teletrabajo, digitalización y adopción de nuevas modalidades de trabajo, y todo esto en un periodo muy breve. Se están encontrando nuevas formas y canales para la expresión creativa, pero la adaptación debe incluir nuevas estrategias de promoción y creación de asociaciones, que incluyan a organismos gubernamentales.

En el marco de la Convención de la UNESCO de 2005 sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de 2005, la Oficina de la UNESCO en Bangkok organiza desde mayo una serie de seminarios web con la sociedad civil y con líderes de la industria cultural y creativa de Tailandia, a fin de analizar los desafíos, el impacto del COVID-19 y los cambios necesarios a nivel de políticas del sector. Las reuniones han incluido al cine independiente, la literatura, las publicaciones, las artes escénicas, las artes visuales, las bellas artes, la arquitectura, el diseño, la música, los sitios patrimoniales y los museos, como parte del movimiento global #ResiliArt.

"En el sector de las artes escénicas de nuestro país, carecemos de una voz colectiva que permita a los artistas recibir la atención necesaria por parte del Gobierno", explica Raksak Kongseng, director ejecutivo de la Thai Theatre Foundation, con sede en Nueva York.  "Durante la pandemia, recopilamos 180 encuestas de artistas del espectáculo, para poder solicitar al ayuda al Gobierno con iniciativas específicas, como estimular la inversión en el sector del teatro, brindar apoyo de infraestructura y ofrecer incentivos para fomentar la asistencia presencial.   

Las organismos gubernamentales relacionados, como la Estrategia de Economía Creativa y el Ministerio de Cultura, también han asistido a los artistas, y a otras personas que están siendo severamente afectadas por la pandemia. Para los artistas, no solo están en juego sus medios de subsistencia, sino también su capacidad para expresarse y mantener su libertad artística en medio del confinamiento y a largo plazo, que están determinados en gran medida por las políticas gubernamentales.

La pandemia ha sacado a la luz problemas que se habían ignorado durante demasiado tiempo. Los artistas y los profesionales de la cultura no tienen un estatus reconocido en las políticas gubernamentales, razón por la cual no hubo ayudas específicas al principio de la pandemia, siendo incluidos inicialmente en las medidas relativas al desempleo general. Sin embargo, los artistas tienen trayectorias profesionales particulares, trabajando a menudo como autónomos o ejerciendo otras profesiones, lo que puede privarlos de la asistencia gubernamental.

Muchas empresas enfocadas en producción creativa son pymes, más pequeñas que medianas, con una liquidez máxima de seis meses y acceso limitado a préstamos, al igual que buena parte de las pequeñas empresas en la mayoría de los sectores. Las pymes han tenido dificultades para acceder a las ayudas económicas vinculadas a la pandemia, y tienen más riesgo de cerrar a causa de la crisis.

Cuando llegó el COVID-19, el Gobierno respondió rápidamente con el plan de asistencia "no dejar a nadie atrás" de 5000 baht, pero los profesionales culturales y creativos no fueron incluidos en la primera seria de ayudas, pues no había una base de datos unificada de artistas, profesionales creativos y culturales. En ese contexto, la ayuda al sector nunca fue inclusiva.

Al mismo tiempo, las medidas de distanciamiento físico implementadas por motivos sanitarios promovieron una mentalidad cerrada, en la cual los profesionales trabajaron aislados. Debe haber un cambio de comportamiento para fomentar la colaboración. En la práctica, esto debería haber tenido lugar en el marco de la Estrategia de Economía Creativa, pero no fue así. Irónicamente, las perturbaciones causadas por el COVID-19 promovieron la cooperación que antes escaseaba.

"Nos hemos estado coordinando entre nosotros y con el Gobierno para impulsar a cambios de políticas en lugar de medidas ocasionales", dice Attinuch Tantivit, propietaria de la galería Atta y miembro fundador de Creative District Bangkok. "Esperamos comprender el ecosistema del sector del arte contemporáneo, y nos gustaría ver la colaboración entre el Gobierno, la sociedad civil y el sector privado".

En los próximos meses, el Gobierno decidirá si activa un programa de ayuda de un billón de baht para asistir a las personas afectadas por la pandemia y para apoyar la economía. La política debe tener una perspectiva a largo plazo, ser más flexible, e incluir la consulta y la participación pública. La pandemia ha revelado las deficiencias de los enfoques anteriores.

"Si le pregunta a un miembro de la industria de la arquitectura y del diseño sobre la política, le dirán constantemente que nuestra política actual es estática, y que no tiene una visión a largo plazo", afirma Yossapon Boonsom, arquitecto paisajista y cofundador de Shma Landscape Company. "Esto limita la capacidad de adaptarse a cambios rápidos".

La prioridad principal es aumentar la cooperación entre el Gobierno y las organizaciones de la sociedad civil en los ámbitos creativos, a fin de comprender mejor los desafíos que enfrentan los sectores de la cultura y la creatividad. Estos desafíos son a largo plazo, y a menudo son agravados por la pandemia, pero su naturaleza es estructural.

"Cada año, las universidades producen muchos graduados creativos", dice Surachai Puthikulangkura, propietario de Illusion CGI. "No hay una estrategia para nutrir esas mentes creativas y generar empleos. Una de las funciones del Gobierno es permitir que esos grupos jóvenes y talentosos puedan acceder y negociar con mercados internacionales".

Este es el momento de hacer cambios en favor de la cultura y las industrias creativas, como un recurso fundamental del país. En junio, el Gobierno anunció que estaba dispuesto a escuchar al público, y a trabajar con la sociedad en el contexto de los desafíos actuales. La historia ha demostrado que a veces las crisis brindan oportunidades para abordar problemas profundamente arraigados. No es necesario esperar otra crisis para comenzar a cambiar las cosas ahora.

 

Por Kamonrat Chayamarit, oficial de programa de la Unidad de Cultura de la UNESCO en Bangkok.

* Este artículo fue publicado por primera vez en The Bangkok Post.

** La serie de seminarios web se organizó con el apoyo del Gobierno de la República de Corea, en el marco del proyecto "Apoyo a las plataformas de políticas para la creatividad en la región de la ASEAN".

ODS
Objetivo(s) de la Convención 2005 de la UNESCO