Reserva de Biosfera Valles de Omaña y Luna, España

Historia

Natalia Castro Nicolás: Las mujeres son actores claves para la gestión del territorio en las reservas de biosfera de montaña

Este año, el Día Internacional de las Montañas (11 de diciembre) se celebra bajo el lema "Las mujeres mueven montañas". Con este motivo, el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO y su Red Mundial de Reservas de Biosfera de Montaña comparten las reflexiones de sus expertas en montañas.

Desde los roles de género a las economías locales, pasando por la ciencia y la política, descubra cómo las mujeres marcan la diferencia para entender y proteger mejor las montañas. Hoy nos lo cuenta Natalia Castro Nicolás, gestora de la Reserva de Biosfera de los valles de Omaña y Luna, España.

Natalia Castro Nicolás es gestora de la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna, ubicada en la Cordillera Cantábrica, en el noroeste de España. Designada en 2005, esta reserva de biosfera de montaña de 81.000 hectáreas cuenta con una población de 2.813 (2016) y se articula con seis otras reservas de biosfera de la Provincia de León en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica. Este conjunto de 273.130 hectáreas y 29.342 habitantes (2021) es un modelo de gestión paisajística de amplia escala.

Como gestora, Natalia Castro Nicolás participó en la concepción y el lanzamiento, en 2021, de la Red Mundial de Reservas de Biosfera de Montaña del Programa MAB de la UNESCO. La Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna comparte el rol de secretaria técnica de la red con el Centro de investigación sobre ciencias eco-ambientales de la Academia China de las Ciencias.

Natalia Castro Nicolás, gestora de la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna, España

Eres la gestora de la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna, dos valles adosados a 1.900m de la Sierra de la Filera en la Cordillera Cantábrica, en el noroeste de España ¿Qué nos puedes decir sobre la reserva de biosfera?

La Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna es un territorio bastante amplio, con más de 80.000 hectáreas, en una zona de media y alta montaña. Albergamos una biodiversidad muy alta, con especies emblemáticas, como el oso, el urogallo, el lobo, y con grandes masas boscosas. Su ubicación en una zona de contacto entre el clima mediterráneo y eurosiberiano resulta en esta riqueza de ecosistemas.

Estamos en una zona muy despoblada y envejecida, tenemos una densidad de habitantes menor a tres habitantes por kilómetro cuadrado, en la que el paisaje es el resultado de la interacción de las comunidades humanas con el territorio que han habitado durante milenios.

Así tenemos fondos de valle con prados en mosaico, delimitados por muros de piedra seca y sebes vivas, y puertos de alta montaña resultado del uso por la ganadería extensiva.

¿Cómo gestora, cómo describes tu rol?

Llevar la gestión de una reserva de biosfera como esta es un reto en el sentido de conectar a las personas, de estar atenta a todo lo que ocurre, y actuar de nexo entre los los actores, individuos e instituciones, que viven o desarrollan su función en el territorio.

Desarrollar esta actividad una zona de montaña condiciona todo: la despoblación, las dificultades de accesibilidad, las grandes distancias y también la elevada biodiversidad y el vivir en contacto muy directo con los ritmos que marca la naturaleza generan una identidad en las personas y en los modos de trabajar muy marcada.

La Reserva de Biosfera de Omaña y Luna se vertebra, social y geográficamente, en torno a dos valles con sus ríos que discurren casi paralelos hasta su confluencia. Estos valles tienen historias muy diferentes que también ha condicionado su poblamiento y la relación de sus vecinos con el lugar que habitan.

Violeta, pastora trashumante, Reserva de Biosfera Valles Omaña y Luna, España
Violeta, pastora trashumante, Reserva de Biosfera Valles Omaña y Luna, España
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La reserva de biosfera es una de siete en la Provincia de León, en la vertiente sur de la cordillera. ¿Qué nos enseña esto sobre el enfoque paisajístico en la conservación?

La cordillera cantábrica es un territorio que cuenta con una gran cantidad de reservas de biosfera por lo general pequeñas. Somos siete en la vertiente sur, sin contar las que se ubican en la vertiente norte que pertenecen a otra provincia administrativa.

Somos un espacio casi continuo, con prácticamente todas las reservas alineadas.

A la hora de establecer la zonificación de estas reservas y marcar así las estrategias de conservación, es importante para nosotras hacerlo de forma coordinada, dando continuidad a las zonas núcleo entre reservas colindantes. Así podemos hablar de un enfoque eco sistémico común, como no puede ser de otra manera ya que compartimos características y espacios y especies protegidos entre todas.

El enfoque paisajístico común también nos permite trabajar de forma conjunta, por ejemplo, en el turismo: los visitantes ven el oso en el Valle de Laciana y hacen senderismo y escalada en Omaña y Luna, van a comer en Alto Bernesga y a ver los hayedos de Argüellos, a conocer las pallozas de Ancares y montañismo en Babia y Picos de Europa.

La coordinación para lograr este enfoque conjunto es un reto y supone para los gestores una continua comunicación interna y externa, pero el resultado es muy enriquecedor. Ahora mismo tenemos un grupo que trabaja en muy buena sintonía, las instituciones responsables de las reservas  están muy apegadas al territorio y los gestores trabajamos muy de la mano con los vecinos y vecinas lo cual es una fortaleza muy grande de la Provincia de León.

¿Las comunidades sienten que forman parte de este conjunto paisajístico de reservas de biosfera?

La identidad de los habitantes de la montaña de León es histórica. Las peculiaridades se dan de pueblo en pueblo, pero sí existe una sensación común de que pertenecemos a la montaña.

La noción de pertenecer a una reserva de biosfera se está consolidando.  Hace unos años había bastante desconocimiento y el objetivo era comunicar a la gente. En la actualidad el objetivo lo tenemos puesto en conectar con la gente.  Y gracias a los proyectos que abordamos de forma coordinada las Reservas de la Biosfera la gente ya no sólo se considera de Omaña y Luna, sino también se siente conectada con las otras reservas de biosfera vecinas. Todo esto nos empieza a dar una entidad que creo que ayudará a abordar proyectos conjuntos de mayor calado.

En cuanto a conectar con la gente, tenemos en marcha algunos proyectos de la recuperación de conocimientos con los más mayores del territorio. Nos acercamos a todos los pueblos para ir recuperando conocimientos sobre etnobotánica, toponimia o manejo de ganado.

Esto no sólo da valor a la gente que nos lo cuenta, sino que nos permite transmitir estos conocimientos a las nuevas generaciones.

Apicultura, Reserva de Biosfera Valles de Omaña y Luna, España
Un grupo de gente joven y sus familias llevan un proyecto muy activo sobre apicultura en la Reserva de Biosfera de los valles de Omaña y Luna, España
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¿Qué hacéis con los conocimientos recuperados?

Estamos compilando una base de datos con grabaciones de las entrevistas y trabajamos en preparar publicaciones. Pero no queremos quedarnos solo en almacenar esos conocimientos, hemos lanzado hace poco otro proyecto en el que investigamos, a partir de esos conocimientos ancestrales, usos de plantas y de recursos fitoquímicos para la bioeconomía actual.

Aunque todavía hay más personas que parten de las que se instalan en la reserva de biosfera, somos optimistas y pensamos que estamos logrando mantener la transmisión intergeneracional.

El reto de incorporar a nuevos pobladores al territorio pasa por poder generar un tejido productivo que, a nuestro entender, debe estar centrado en la bioeconomía, y para ello contamos aun con conocimientos de anteriores generaciones que pueden ayudar al establecimiento de nuevos emprendedores. Aunque todavía hay más personas que parten de las que se instalan en la reserva de biosfera, somos optimistas y pensamos que estamos en disposición de mantener la transmisión intergeneracional de conocimiento que permita generar una nueva economía.

Este año, celebramos el Dia Internacional de las Montañas (11 de diciembre) con el tema de “Las Mujeres Mueven Montañas”. ¿Qué podemos aprender de las comunidades de montaña sobre el papel de las mujeres?

Hace 60 años, la economía y el cuidado de la familia descansaba en los hombros de la mujer, ellas eran quienes trabajaban lo mismo dentro de casa que fuera, para mantener los pueblos en marcha.

Ahora mismo con esta nueva ola de gente que se está incorporando, observamos actividades en las que las mujeres están muy presentes y ya no hay tanta diferenciación en el trabajo o la socialización. ¡Bueno, todavía hay mucho por hacer! Pero parece que estamos construyendo juntas una nueva manera de relacionarnos, más flexible y respetuosa con las necesidades de las personas.

Lo que veo en las mujeres de este territorio es que tienen esa capacidad de innovar, de abrirse a nuevas vías y de reinventar sobre lo que existe nuevas maneras de vivir para ellas y sus familias. Me parece que son las garantes de una riqueza inmensa y que lo que nos están ofreciendo ahora en el territorio es muy potente.

¿Cómo abordas el tema de la igualdad de género en la reserva de biosfera?

En la RB de Omaña y Luna la igualdad de género y la visibilización de la mujer es una visión transversal que impregna todas nuestras actividades.  Ahora mismo todos nuestros órganos de gobierno y consultivos son paritarios.

En los procesos de ciencia ciudadana, en los colegios, en los foros de emprendedores, en la recuperación de conocimientos tradicionales, queremos incorporar la voz de las mujeres y dar  ejemplos a las futuras generaciones de proyectos de vida llevados a cabo por hombres y mujeres. Queremos desdibujar los límites que existen sobre los roles de género y los estereotipos de los trabajos en la montaña.

Ahora en este rincón de la montaña la voz y la presencia de la mujer es potente y nos está enseñando nueva realidad.

Reserva de Biosfera Valles de Omaña y Luna, España
Reserva de Biosfera Valles de Omaña y Luna, España
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¿Nos puedes contar un ejemplo de cómo las mujeres mueven montañas?

No se trata tanto de una sola mujer. Si buscas a una mujer que mueve montañas, alrededor vas a encontrar a cinco o seis mujeres más, porque rápidamente dibujan redes entre ellas.

Un ejemplo de red que impulsa una comunidad: hay una chica de un pueblo de Omaña, guía de rutas de senderismo y educadora ambiental,  que hace unos años además inició un proyecto de cría y venta de huevo ecológico. Ella vende en su granja, pero además lleva su producto a otros pueblos. Dos pueblos más abajo una joven apicultora ha lanzado su marca de miel. Tres pueblos más arriba otra mujer con una ganadería en extensivo empezó a hacer venta directa de carne. Ahora puedes encontrar los tres productos de estas iniciativas en un nuevo proyecto de comercialización en kilómetro 0 que ha lanzado una de ellas, y a este proyecto se incorporan cada vez mas y mas propuestas.

Estas son las mujeres y las empresas con las que trabajamos. Y cuando observas el apoyo que existe entre ellas, que desde siempre ha permitido que las comunidades de montaña sobrevivan, te das cuenta de que nos brindan la posibilidad de pensar en un futuro juntas.

Desde hace casi un año, has trabajado junto al Centro de investigación sobre ciencias eco-ambientales de la Academia China de las Ciencias, en la creación y programación de la Red Mundial de Reservas de Biosfera de Montaña. ¿Cuáles son las ventajas de cooperar al nivel mundial entre reservas de biosfera?

Poniendo en el centro la filosofía del Programa MAB, ver lo que ocurre en un territorio de montaña para poder replicarlo en otros es una ventaja enorme. Podemos actuar como laboratorios de investigación conectados y transmitir y aplicar conocimientos de forma eficiente.

Más de la mitad de las reservas de biosfera a de la red mundial son Reservas de Biosfera de Montaña y todos estos territorios se están sumando a la red de montañas con la intención de trabajar y buscar soluciones a sus problemas comunes de forma conjunta. Esto supone tener una enorme capacidad de trabajo y una enorme cantidad de conocimientos y experiencias repartidos por todo el mundo.

Da un poco de susto también, pero es un reto maravilloso que nos permite comprobar que la  identidad de pertenecer a la montaña existe en todo el mundo.

¿Y las ventajas de colaborar entre secretarias técnicas de la Red?

El trabajo coordinado con nuestros colegas en China también es un ejemplo de lo que quiere conseguir la red. Somos dos secretarias técnicas, la RBVOyL  en España que representa la gestión del territorio y la focalización en las personas, el RCEES,  un centro de investigación en China, que representa a la academia y la investigación científica.

Uno de los objetivos de la red es que el conocimiento presente en los territorios reserva de la biosfera y el conocimiento científico vayan de la mano y se establezca un flujo constante y bidireccional entre ambos. Tener dos secretarias, una en cada ámbito, nos permite ejemplificar lo que queremos que ocurra en la red.

Es un trabajo complejo porque entre gestión y ciencia hay una frontera. Pero encontrar puntos de permeabilidad en esa espacio es un trabajo que queremos hacer en sí mismo.

Y por fin ¿Cómo veis el futuro para la red y las prioridades en los años que vienen?

¡Con mucho trabajo! 2023, creo que va a ser el año en el que ya podremos ver materializarse proyectos conjuntos. El interés por la Red crece cada día y vamos identificando temas comunes sobre los que es necesario trabajar.

El futuro es muy ilusionante, partimos de un gran trabajo realizado desde hace años por grandes profesionales y equipos y ahora tenemos el reto de conectar, promover y dinamizar el trabajo con todas las reservas de la biosfera de montaña que se están uniendo a la Red.

Desde cada territorio se están llevando a cabo proyectos fantásticos así que si podemos facilitar que esas buenas prácticas trasciendan y se repliquen o aborden de forma conjunta, estaremos dando un servicio importante a todas las zonas de montaña del planeta.