La Cordillera Volcánica Central es una hermosa área de más de 650.000 hectáreas de extensión en el centro de Costa Rica que recoge una amplia diversidad biológica y alberga al 54% de la población del país. En esta Biosfera podemos encontrar volcanes, cuencas hidrográficas y una amplia fauna que sorprende a propios y extraños.
Como reconocimiento a su amplia biodiversidad, su aporte para la sostenibilidad e impacto para el bienestar y desarrollo humano, la UNESCO en 1988 designó este paradisiaco territorio como Reserva de la Biosfera.
Su inmensidad es tal que el reto de cuidar de preservar este sitio de tanta importancia para la región solo lo puede asumir alguien igual de grande que la reserva. Ella es Meryll Arias. Una mujer de 36 años nativa de la provincia de Heredia y es la menor de una familia conformada por un hermano y tres hermanas.
Estudió Ingeniería Forestal en la Universidad Nacional de Costa Rica y en el 2021 sacó una maestría en “Cambio Climático y Auditorías Ambientales”. “Yo siempre digo que yo soy un orgulloso producto de la educación pública de mi país”, dijo con emoción.
A su cargo ha llegado por mérito propio, trabajando muy duro y con cariño por el medio ambiente. Su trabajo siempre ha estado acompañado de grandes equipos de personas y se ha cruzado con la gente adecuada en el momento justo. Sin embargo, como mujer, el reto de asumir el área de conservación no fue sencillo.
En mi primer trabajo como ingeniera en una institución, recuerdo que tenía una compañera que era ingeniera agrónoma. Una vez me usó una frase muy qué me caló: Meryll, una mujer siempre tiene que probarse tres veces: tiene que probarse a ella misma que puede, tiene que probarle a la familia que puede y tiene que probarle a la sociedad que puede.
En su puesto le ha tocado ver como a una mujer se le juzga diferente en su labor en un campo usualmente liderado por hombres. “He oído mucho la expresión -ay, ella es mujer, vamos a probar, vamos a ver qué hace-. Como que por ser una mujer una ya trae abajo del brazo una varita mágica para solucionar todo”.
Llegar a donde ella hoy está no fue fácil. Por eso, motiva a las niñas y a las adolescentes a cumplir sus sueños. “Disfrute del viaje, porque a veces se está tan preocupado en la meta que no disfruta el proceso y parte del proceso es autoconocerse. Es definir sus fortalezas, las cosas que tiene que mejorar y no desanimarse”.
En cuanto a su liderazgo en una Reserva de Biosfera, Meryll ha destacado como la normativa costarricense ha propiciado un ambiente de cooperación para sacar adelante la gestión de las reservas de biosfera.
“A Costa Rica le ha funcionado mucho la comunicación asertiva entre los actores involucrados. En el país tenemos un tema muy novedoso que es que desde el 2017 un decreto que es el que regula el tema de las reservas de biosfera. Entonces, el decreto establece una multiplicidad de actores, por lo cual muchos sectores están involucrados dentro de la gestión de las Reservas de Biosfera. Es un tema que incluso estudian otros países de la región”, puntualizó.
Como directora del Área de Conservación Central, su meta más importante es que el personal trabaje motivado y que tenga las condiciones mínimas para trabajar. En el ámbito de Reservas de Biosfera, le interesa muchísimo el trabajo de los Comités Locales MaB.
Los Comités Locales MaB están formados por un grupo de personas de diferentes sectores que trabajan juntos para gestionar y promocionar los territorios designados como reservas de biosfera. Son un órgano de asesoramiento y coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera, que incluye representantes del gobierno, organizaciones no gubernamentales, academia, sociedad civil y personas gestoras de las reservas de biosfera del país.
“Esta es otra figura innovadora que tenemos en las reservas de biosfera de Costa Rica y me interesa que la gente que es parte de estos comités sigan participando activamente y se empodere de la plataforma de gobernanza. Las Reservas de Biosfera son una plataforma para la gente y para que la gente se involucre”, añadió.
En noviembre de 2021, una noticia en el marco de la Conferencia de Cambio Climático de la ONU (COP26) resonó a nivel mundial. Los periódicos en sus portadas afirmaban un hito histórico: Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá firmaron una declaración en la que se comprometen con la gestión sostenible del Corredor Marino del Pacífico Tropical Oriental.
En representación del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (MINAE) en el Comité Nacional MAB de Costa Rica, Meryll ha sido parte de la coordinación de este hecho que alberga cuatro sitios marinos del Patrimonio Mundial de la UNESCO y una Reserva de Biosfera: el Parque Nacional Isla del Coco, el Parque Nacional y Reserva Marina de Galápagos, el Santuario de Flora y Fauna Malpelo y el Parque Nacional Coiba. Por tanto, se convertiría en la biosfera marina transfronteriza más grande del mundo.
“Sería una reserva sui generis porque en la región no hay reservas transfronterizas de carácter marino. Es una iniciativa totalmente innovadora, que demostraría de la capacidad de coordinación entre cuatro países con una soberanía independiente y una gobernanza distinta”, exclamó con emoción.
Meryll afirmó que este proyecto fortalecerá el modelo que representan las reservas de biosfera: la conservación, el desarrollo y el apoyo logístico. Además, recalcó que este corredor es muy importante para la conservación de recursos marinos que funcionan como un sumidero de carbono y una herramienta clave para luchar contra el cambio climático.
Lo más importante
A pesar de sus éxitos, su caminar y la contribución tan grande que ha dado hasta el momento a la conservación del medio ambiente en Costa Rica, solo hay una huella que espera dejar en las personas: desea ser recordada como una buena persona.
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