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Cafés, mezcla de culturas

Cafés, mezcla de culturas
El Correo de la UNESCO
abril-junio 2023
UNESCO
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“Algunas bebidas tienen la peculiaridad de perder su sabor, su gusto y su razón de ser cuando las tomamos en algún lugar que no sea un café”. Estas palabras del escritor francés Joris-Karl Huysmans nunca fueron tan pertinentes como durante los sucesivos confinamientos asociados a la pandemia de COVID-19. Al vernos privados de estos espacios de sociabilidad durante meses, pudimos apreciar colectivamente cuánto los necesitamos, y comprobar hasta qué punto la ausencia de cafés hace a las ciudades menos acogedoras.

Esos ‘terceros lugares’, situados entre el ámbito público y el privado, son indispensables para recuperar el aliento en el frenesí de la vida urbana. En contraste con el anonimato de las grandes ciudades, los cafés proporcionan espacios de encuentro y de convivencia donde el tiempo está menos ajustado y hay más libertad de expresión. Al favorecer el debate y el intercambio, los cafés participan, a su modo, en la libre circulación de ideas y en el diálogo que la UNESCO defiende.   

En torno a una taza de café se han concluido contratos, se han debatido ideas y se han escrito libros. En virtud de su historia o de su arquitectura, algunos establecimientos han llegado a ser auténticas instituciones y constituyen hoy un patrimonio que los ayuntamientos tratan de proteger. En algunos de los más ilustres parecen pulular todavía los fantasmas de los artistas que los frecuentaron, como en el café A Brasileira de Lisboa, donde acudía regularmente Fernando Pessoa, el London City de Buenos Aires, refugio de Julio Cortázar, o el Hotel Imperial de Viena, que tanto apreciaban Sigmund Freud y Stefan Zweig.   

Desde el descubrimiento de sus virtudes estimulantes en Abisinia, la actual Etiopía, el café se convirtió en una bebida universal, cuyo ritual de preparación es objeto de dos inscripciones en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial. Las casas de café, que proliferaron en Oriente Medio antes de extenderse por Europa, América y, por último, por el continente asiático, dieron origen a una cultura y un estilo de vida. El placer indescriptible que uno busca al acudir a estos lugares emana del ambiente, de la libertad de un momento que escapa a las obligaciones cotidianas y de los encuentros que pueden acontecer. Ventanas abiertas al mundo, son una invitación al viaje


Agnès Bardon, Redactora jefe