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Construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres

Gran angular

Anne Muxel: “La pandemia brinda a los jóvenes una oportunidad de introspección”

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El activista Leah Namugerwa se manifiesta en Kampala durante la huelga mundial por el clima el 29 de noviembre de 2019.

¿La denominada Generación Z vive ensimismada y ajena a la política?  Se trata de una idea preconcebida, según la socióloga y politóloga francesa Anne Muxel, directora de investigaciones en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). Experta en la relación de los jóvenes con la política, Muxel rechaza los clichés y describe a una generación comprometida y resiliente frente a la prueba de la pandemia.

Entrevista realizada por Laetitia Kaci
UNESCO

¿Cómo se define el concepto de generación?

Desde el punto de vista demográfico, es el conjunto de personas nacidas en determinado periodo de tiempo y definidas por el mismo contexto histórico y social. Son datos objetivos. Pero el sentimiento de pertenencia a una generación, de vivencias compartidas e identidad común, es una cuestión más compleja. Según el rango social de los individuos, su cultura, experiencia y contexto vital, este concepto de pertenencia puede ponerse en tela de juicio.  

Por lo general, un suceso o un conjunto de circunstancias permiten vincular a personas procedentes de contextos sociales distintos. Esta idea supone la existencia de hitos históricos y socioculturales en los que se inscribe una cohorte etaria. En este sentido, se habla en Francia de la generación de mayo de 1968 o de la generación de la guerra de Argelia. 

¿Cuáles son, a su juicio, los puntos de referencia que caracterizan a los menores de 25 años, a la llamada Generación Z ?

No resulta fácil definirlos. El concepto mismo de generación debe manejarse con precaución, porque abarca múltiples experiencias individuales y diferentes modos de inserción en la vida social. 

La juventud es una etapa decisiva de la vida, en la que se asimilan experiencias que influyen luego en el porvenir y el desarrollo posterior de las personas. En este sentido, las vivencias de esos años son fundamentales. Por eso es legítimo pensar que la crisis socioeconómica y la pandemia del COVID-19 van a marcar por largo tiempo a la Generación Z, que algunos llaman ya Generación COVID. Porque, aunque todas las franjas de edad están expuestas a estos mismos acontecimientos, esa generación resultará especialmente afectada ya que los sucesos ocurren en el momento de su ingreso en la edad adulta.

Se ha dicho que esa Generación Z es indiferente a la política. Sin embargo, siguiendo el ejemplo de figuras como Greta Thunberg en Suecia, Iris Duquesne en Francia o Leah Namugerwa en Uganda, decenas de miles de jóvenes se movilizan en el mundo entero para defender el planeta. ¿Cómo se explica esta paradoja?

En mi opinión, los jóvenes no viven ajenos a la política. Incluso diría que tienden a movilizarse más que la generación precedente. Se interesan más por cuestiones sociales como la defensa del medio ambiente, la justicia social o los derechos humanos. 

Pero su movilización no pasa necesariamente por los canales políticos tradicionales, como las elecciones, los sindicatos o los partidos políticos. Hoy en día, los jóvenes prefieren otras modalidades de participación cívica, como las manifestaciones, las peticiones, los boicots o las movilizaciones colectivas a través de las redes sociales.  

Numerosos estudios muestran que su participación en actividades humanitarias ha aumentado estos últimos años y que su interés en la política no ha menguado. Por lo tanto, la idea de una juventud ensimismada e indiferente al interés general no es justa. Greta Thunberg es un buen ejemplo: a partir de un compromiso individual, que asumió la forma de una huelga escolar, esta adolescente ha logrado sensibilizar a jóvenes del mundo entero y movilizarlos mediante manifestaciones contra el cambio climático. 

Las movilizaciones cívicas siempre han existido. ¿En qué se diferencian éstas de las precedentes?

Numerosos movimientos de transformación social se han traducido en manifestaciones y peticiones. Sin duda, son medios de expresión y usos democráticos que existen desde hace mucho tiempo, pero esta cultura de protesta, que se ha difundido ampliamente, ha alcanzado ahora más legitimidad, sobre todo entre los jóvenes, muchos de los cuales la han adoptado. Antes, esos actos se consideraban contestatarios. Hoy, son vistos como el corazón palpitante de la democracia y se han extendido a otros sectores de la sociedad.

¿Qué función desempeñan hoy los nuevos medios digitales en la movilización de los jóvenes? 

Desde que ingresan en la vida activa, los jóvenes traen consigo esos nuevos instrumentos de comunicación que cambian su relación con la actividad pública y la política. En lo tocante a la movilización, esos medios tienen un efecto multiplicador y amplían las posibilidades de expresión, tanto en el ámbito personal como en el profesional, cultural o político.  

Las redes sociales se han convertido en vectores de politización que permiten a los jóvenes juntarse y defender una causa. No se puede ignorar esos canales de comunicación. De hecho, cada día es más frecuente que los responsables políticos se dirijan a los jóvenes a través de las redes. 

¿Es correcto hablar de una generación sacrificada?

Sin duda esa es la imagen que la sociedad les devuelve, pero ante los desafíos que afrontan, los jóvenes han desarrollado una auténtica capacidad de resiliencia y adaptación. 

Una característica de esta nueva generación es que ha crecido en una época azotada por varias crisis, sanitarias, económicas o medioambientales. Además, la pandemia ha impuesto a los jóvenes limitaciones de libertad a las que no estaban acostumbrados. También los ha enfrentado brutalmente a la cuestión de la vulnerabilidad y la finitud humanas, algo que puede generar angustia.

Pero la crisis sanitaria actual les brinda también la oportunidad de alcanzar una nueva toma de conciencia y una búsqueda de sentido importante. Es una generación que tendrá que hallar un equilibrio entre la vida personal, los retos ecológicos y tecnológicos y el progreso científico. Es también una generación que ha demostrado confianza en su capacidad para superar estas crisis. En realidad, la experiencia que los jóvenes afrontan ahora podría desembocar en nuevas y promisorias exigencias democráticas.   

 

Lecturas complementarias:

Rebeldes con causa, El Correo de la UNESCO, julio-septiembre de 2011
Juventud 1969, El Correo de la UNESCO, abril de 1969

Zoomers, en sus propias palabrasEl Correo de la UNESCO, abril-junio de 2021

 

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